Michel Temer asumió la Presidencia de Brasil de forma interina en sustitución de Dilma Rousseff, separada de sus funciones durante 180 días.
El presidente interino de Brasil, Michel Temer, aspira a mantenerse dos años en el poder, hasta el final del mandato de Dilma Rousseff, al frente de un "Gobierno de salvación", con un Estado "sin corrupción y eficiente", pese a que nueve de sus ministros están salpicados por el escándalo de Petrobras.
En su primer día de actividad, el presidente y sus colaboradores adelantaron ya algunas de las líneas generales de su plan de acción: ajuste, revisión de programas sociales y una reducción del papel del Estado.
Temer asumió la Presidencia de Brasil de forma interina el jueves en sustitución de Rousseff, separada de sus funciones durante 180 días para enfrentar un juicio político que podría terminar con su destitución o con su exoneración, lo que le permitiría recuperar el cargo y completar su mandato.
Pese a su condición de interinidad, Temer apuntó este viernes que no podrá "hacer milagros en dos años", dando por sentado que Rousseff terminará destituida y que él se mantendrá en la Presidencia hasta el 1 de enero de 2019.
"Quiero que al dejar la Presidencia, me miren y digan por lo menos: ese sujeto arregló el país", señaló en una entrevista concedida a la revista Época.
A pesar de su convicción de que concluirá el mandato que estrenó Rousseff en 2014, Temer, según sus colaboradores, ha dado orden de que la fotografía oficial de la presidenta se mantenga en las oficinas públicas hasta que se defina su condición, dentro de seis meses, al término del juicio político.
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