Con su reciente declaración, el Gobierno de Donald Trump reconoció que la ciudad solo pertenece a Israel, mientras Palestina reclama el sector este como suyo.
Donald Trump reconoció a Jerusalén como la capital de Israel y anunció que trasladará a esta ciudad la embajada estadounidense. ¿Qué podría provocar el presidente de los Estados Unidos? Esta es la historia y lo que podría suceder.
Israel aún mantiene un conflicto con Palestina que se arrastra desde 1947. Ese año, el territorio que estaba bajo control británico se debió dividir en tres partes acorde a una resolución de las Naciones Unidas: un Estado judío, un Estado árabe y un área bajo control internacional. El plan fue aceptado por los sionistas, pero rechazado por los líderes árabes.
Los británicos se fueron en 1948 y se desató la primera guerra árabe-israelí. Se creó el Estado de Israel en 1948 e hizo a Jerusalén Oeste su capital. Jerusalén Este quedó bajo control de Jordania. Israel anexionó Jerusalén Este durante la Guerra de los Seis Días en 1967 y aprobó en 1980 el estatus de Jerusalén como capital “eterna e indivisible” de Israel.
¿Por qué Jerusalén es tan importante para los israelíes y los palestinos?
Jerusalén es la capital histórica para los judíos desde hace más de 3 mil años. Se trató de la antigua capital del reino del rey David (siglo X a.C.). Los palestinos, que son casi un tercio de la población de la ciudad, reivindican a Jerusalén como la capital al Estado al que aspiran.
Fuera de lo político, Jerusalén alberga los más altos lugares santos del cristianismo y del judaísmo, además de ser importante para el islam.
¿Qué dice la comunidad internacional?
El 20 de agosto de 1980 el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas publicó la resolución 478, que condenó la ley israelí que definía a Jerusalén como la “única y completa” capital, lo que fue considerado como un intento de anexión de Jerusalén Este, en disputa con Palestina. La resolución pidió que los países miembros saquen sus misiones diplomáticas de la ciudad, lo que provocó que la mayoría se mude a Tel Aviv. Ninguna embajada extranjera está en Jerusalén.
En 1995, el Congreso estadounidense adoptó el Jerusalem Embassy Act que pide al Gobierno trasladar la embajada. "La ciudad de Jerusalén es desde 1950 la capital del Estado de Israel", dice el texto.
La ley es vinculante para el gobierno estadounidense. Pero una cláusula permite a los presidentes aplazar su aplicación durante seis meses en virtud de "intereses de seguridad nacional". Bill Clinton, George W. Bush y Barack Obama accionaron sistemáticamente la cláusula cada seis meses.
Una de las promesas de Donald Trump fue reconcoer a Jerusalén como “la capital indivisible del Estado de Israel” y el embajador de los Estados Unidos en Israel, David Friedman, es un partidario de Trump.
Trump fue advertido por numerosas partes del potencial explosivo de un traslado, pero igual declaró que es un plan a futuro para Estados Unidos.
Las posibles consecuencias
Dan Shapiro, embajador estadounidense en Israel durante el Gobierno de Barack Obama, consideró que solo reconocer a Jerusalén como capital indica la intención de Trump de respetar su promesa y mover la embajada en el futuro, explicó a la agencia AFP.
“Con esa decisión Israel se estaría comiendo la capital de Palestina (Jerusalén Este). Esto va a generar un problema terrible. Los 56 países musulmanes no van a aceptar esto bajo ningún concepto. Muchos europeos e incluso El Vaticano están en contra de esto”, explicó a RPP Yassin Kaoud, expresidente de la Federación Palestina en el Perú.
El jefe de la Liga Árabe, Ahmed Abul Gheit, advirtió que la decisión de Trump puede alimentar “el fanatismo y la violencia”. El movimiento islamista palestino Hamas ya anunció una nueva rebelión, mientras que en Israel el hecho es considerado como histórico.
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