Investigación del informe Chilcot sobre la invasión de Irak en 2003 revela que Reino Unido pidió a EE.UU. que las empresas británicas tengan acceso a los campos petrolíferos iraquíes.
El informe Chilcot, una investigación exhaustiva sobre la invasión de Irak en 2003, revela que los gobiernos estadounidense y británico se pelearon por el control del petróleo iraquí tras el derrocamiento de Sadam Hussein, quien fue ejecutado en diciembre de 2006 por cargos de crimen contra la humanidad.
¿Cómo sería un Irak post-Sadam? El exprimer ministro británico Tony Blair, que ha admitido que las pruebas que proporcionaron los servicios de inteligencia de su país para justificar la guerra de estaban equivocadas, le dijo al entonces presidente de la primera economía mundial, George W. Bush, en reunión llevada a cabo el 31 de marzo de 2003, que era preciso tener una idea clara de cómo sería Irak después del derrocamiento de Sadam Hussein. “(Se tiene que) esbozar un futuro político y económico y disipar el mito de que estábamos ahí para hacernos con el petróleo”, le mencionó el exlíder del Partido Laborista, que ha pedido disculpas por las consecuencias de su decisión de iniciar el conflicto en Medio Oriente, tras la publicación del informe elaborado por el diplomático británico John Chilcot.
Reparto petrolero. Por si fuera poco, el asesor en política exterior de Tony Blair, sir David Manning, le pidió a Condoleezza Rice, la entonces asesora de seguridad nacional de EE.UU., el 9 de diciembre de 2002, que Reino Unido pueda operar en campos petrolíferos de Irak. "Sería inapropiado que el Gobierno entrara en debates sobre ningún reparto de la industria del petróleo iraquí. Sin embargo, es esencial que nuestras empresas (británicas) tengan acceso en igualdad de condiciones a este y otros sectores", dijo.
Millonario contrato. De acuerdo con The Guardian, altos cargos del gobierno británico convocaron a un equipo de British Petroleum (BP), cororación dedicada principalmente al petróleo y al gas natural, a una reunión sobre las perspectivas para el sector de la energía de Irak el 23 de enero de 2003. Posteriormente, la empresa con sede en Londres hizo una revisión técnica del campo de Rumaila, el segundo más grande del mundo. Seis años después, BP se había hecho con un contrato de servicios para aumentar la producción de este campo que se ubica en el sur de Irak. Al mismo tiempo, una comunicación del Gobierno británico de 2004 destacaba: "El desarrollo del sector energético de Irak será complementado con la implicación creciente de las empresas británicas, que llevará a una inversión sostenida en los próximo cinco o diez años y un negocio considerable para Reino Unido".
Los grandes beneficiados. En 2012, Antonia Juhasz, analista de la industria petrolera, en una entrevista a Al Jazeera, dijo que producto de la invasión de Irak las potencias occidentales participaron en la extracción del petróleo. “Antes de la invasión de 2003 y la ocupación de Iraq, todas las compañías petroleras de Estados Unidos y de otros países occidentales estaban completamente excluidas del mercado de petróleo iraquí; pero gracias a la invasión y la ocupación, las compañías han vuelto de nuevo a Irak y, por primera vez desde que fueron obligadas a salir del país en 1973, están produciendo petróleo allí”, dijo la autora del libro “La tiranía del petróleo: la industria más poderosa del mundo y qué debemos hacer para detenerla”. Por su parte, el economista y consultor internacional de petróleo, Abdulay Yahya Zalloum, señaló hace cuatro años que las compañías petroleras occidentales han “obtenido concesiones en los campos [petrolíferos] más importantes de Irak”, a pesar de “existir una falta de transparencia y claridad de visión en lo que respecta a las cuestiones legales”.
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