El primer ministro Justin Trudeau, a nombre del Gobierno de Canadá, calificó lo ocurrido como un acto "colonial". Conoce cuáles son los hechos por los que el Gobierno canadiense tuvo que hacer este histórico pedido de disculpas.
El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, se disculpó oficialmente en nombre de su gobierno por el confinamiento forzoso de miles de indígenas del Ártico, los inuit, a mediados del siglo XX, un trato que calificó de "colonial". "Estoy aquí para ofrecer una disculpa oficial por la gestión del Gobierno federal de la tuberculosis en el Ártico entre la década de los años cuarenta y la década de los sesenta", declaró en la localidad de Iqaluit, capital de la región canadiense de Nunavit, el territorio de los inuit.
"Lamentamos que les apartamos de sus familias, por no mostrarles el respeto y cuidado que se merecían. Lamentamos su dolor. A aquellos cuyos seres queridos fueron confinados, lo sentimos. Lamentamos romper lo que es más valioso: el amor por su hogar", agregó Justin Trudeau ante los líderes inuit.
El confinamiento
A mediados del siglo XX, más de 5.000 inuit, la mitad de la población total del Ártico oriental de Canadá, fueron forzosamente confinados a miles de kilómetros de sus hogares, en el sur de Canadá, por padecer tuberculosis. En muchos casos, los inuit fueron confinados durante años en sanatorios sin tener tiempo de despedirse de sus familias, y un número indeterminado murió sin que sus familiares fueran notificados de los fallecimientos.
Como parte del reconocimiento oficial de la injusticia cometida contra los inuit, Canadá y las autoridades de Nunavut se comprometieron a crear una base de datos con los documentos en posesión del Gobierno sobre el confinamiento para que los familiares puedan localizar dónde se enterraron a sus seres queridos.
Reconocimiento
En 2010, una comisión formada para investigar el confinamiento de los enfermos con tuberculosis recogió el testimonio de supervivientes y funcionarios que señalaban cómo muchos padres y madres eran embarcados en navíos que los trasladaron al sur de Canadá mientras sus hijos quedaban abandonados en las playas.
Datos recogidos por la comisión señalan que en 1953, mientras que la tasa de mortalidad por tuberculosis de los canadienses en un sanatorio era de 9,9 por cada 100.000 pacientes, la de los inuit en el mismo centro sanitario fue de 298. Uno de los testimonios recogidos señala que si el paciente era una madre con un bebé en la espalda "el radiólogo cogía al bebé y se lo daba a quien tenía más cerca".
"Racismo inaceptable"
Justin Trudeau aprovechó su disculpa por el confinamiento forzoso para subrayar que los inuit también fueron marcados con etiquetas de identificación en el que sus nombres eran sustituidos por números, se les castigó por utilizar su lenguaje o se les obligó a vivir en sitios designados por el Gobierno. "Durante demasiado tiempo, la relación del Gobierno con los inuit ha sido una de dobles estándares y de un tratamiento injusto y desequilibrado. Canadá debe cargar con esa culpa y vergüenza", afirmó Trudeau.
"El racismo y discriminación que los inuit han sufrido fue, y siempre será, inaceptable", dijo el primer ministro en otro momento. Además de los inuit, el Gobierno canadiense confinó forzosamente otros grupos aborígenes canadienses del norte del país, como los dene, que sufrían tuberculosis.
EFE
Comparte esta noticia