Una mujer de 50 años fue detenida acusada de colocar agujas en fresas lo que provocó pánico entre los consumidores y un perjuicio millonario a los productores.
My Ut Trinth (50), extrabajadora de la industria de fresas, se enfrenta a una pena máxima de diez años de cárcel tras ser acusada de colocar agujas en cientos de esta fruta. La mujer es imputada con siete cargos por "contaminación de productos, con la circunstancia de agravamiento", dijo Jon Wacker, jefe de la división de Narcóticos y Crímenes Graves de la Policía de Queensland.
Según Wacker, en Australia se denunciaron 320 casos de sabotaje que afectaron a 68 marcas, 49 de ellas del estado de Queensland.
"En estos asuntos, en los que el principal contaminante fueron las agujas de coser, hemos visto 186 incidentes en todo el país. De estos 77 fueron en Queensland y 15 parecieron ser bromas o quejas falsas", explicó.
Trinh había trabajado como supervisora en una granja de fresas en Brisbane, capital de Queensland. Una corte en Brisbane fue informada de que el ADN de la mujer había sido encontrado en fresas afectadas en el estado de Victoria.
La magistrada Christine Roney afirmó que la fiscalía argumenta que "la hipótesis es que el motivo fue algún tipo de rencor o venganza". "Ella se embarcó en una trayectoria de varios meses poniendo objetos metálicos dentro de frutas", dijo Roney.
Trinh supuestamente quiso causar daño financiero a una granja en la que había trabajado, según publicó el consorcio de medios de comunicación australiano Fairfax Media.
Antecedente
Australia vivió con angustia durante varias semanas tras el descubrimiento de agujas y alfileres en canastillas de fresas, que provocaron perjuicio a los productores, pánico entre los consumidores y una epidemia de noticias falsas en las redes sociales.
El sabotaje de fresas, sector que genera unos 160 millones de dólares australianos, obligó a retirar miles de canastillas de esta fruta de los supermercados de Australia y a los agricultores a desechar varias toneladas de sus cultivos.
Como respuesta, el gobierno de Australia elevó la condena máxima por alteración de frutas de 10 a 15 años.
Más de un centenar de presuntos casos de agujas insertadas en fresas se señalaron tras la hospitalización de un hombre que había consumido esa fruta con fuertes dolores estomacales.
La portavoz de la Asociación de Productores de Fresas de Queensland, Jennifer Rowling, recibió con satisfacción el anuncio de la detención, señalando que la crisis fue "un duro golpe" para ellos. (Con información de EFE)
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