La rebelión armada encabezada por el líder de mercenarios del Grupo Wagner, Yevgueni Prigozhin, supuso el mayor desafío contra el presidente ruso, Vladímir Putin, en los más de 23 años que lleva en el poder.
En 24 horas un grupo de mercenarios, que combatió durante meses en Ucrania, pudo tomar una ciudad rusa y acercarse a Moscú. Sin embargo, unos acuerdos permitieron que el líder ruso, Vladímir Putin, frenara la rebelión del Grupo Wagner. ¿Evidencia esto la fragilidad de su sistema?
El conocido empresario opositor ruso Mijaíl Jodorkovski, el hombre más rico de Rusia hasta su condena y exilio, llamó a estar listos para nuevas revueltas que "surgirán" tras lamentar el fracaso de la sublevación de los hombres de Yevgueni Prigozhin para un cambio de Gobierno en su país.
"Tuvo lugar una situación revolucionaria. Una sublevación en Moscú podía haber cambiado el poder. Dejamos escapar la posibilidad, esto es un menos. Pero el régimen se debilitó a consecuencia de eso, esto es un más", publicó en su canal de Telegram el conocido empresario opositor ruso Mijaíl Jodorkovski.
Además, el empresario calificó de "impotentes dañiños" a los opositores que no se atrevieron a ayudar al jefe de Wagner, Yevgueni Prigozhin, a derrocar a Vladímir Putin y tomar el poder y afirmó que son como "arena dentro de la dinamita, ni explotan ni dejan explotar".
Jodorkovski fue detenido por las autoridades en 2003, declarado culpable de varios delitos económicos, condenado a 14 años de prisión y confinado en una penitenciaría en Siberia, aunque finalmente fue indultado en 2013 por Vladímir Putin, su gran enemigo.
Más preguntas que respuestas
La situación creada por la rebelión del Grupo Wagner genera más preguntas que respuestas sobre el futuro de los mercenarios y el futuro de la gestión de Vladímir Putin.
Los mercenarios de Yevgueni Prigozhin cruzaron sin resistencia alguna la frontera, entraron en Rostov en el Don y ocuparon sin un solo disparo el Estado Mayor y otros objetivos militares, desplazaron al menos cuatro columnas militares casi hasta Moscú sin sufrir una baja, pero derribando varios helicópteros y un avión militar ruso.
Hubieran llegado a la capital rusa de no decidir Prigozhin, tras conversaciones con el presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko, dar media vuelta a las columnas, tras llegar a acuerdos que no reportan mucho provecho ni a los de Wagner ni a su jefe, solo para "evitar un derramamiento de sangre".
Incluso pese a que las unidades más profesionales combaten ahora en Ucrania, muchos se preguntan cómo los wagneritas pudieron avanzar tanto y se cuestionan si se trató de una debilidad del mando militar ruso o de una decisión deliberada para permitir las negociaciones entre Prigozhin y Lukashenko.
Avisoran al desmantelamiento de Rusia
Sin embargo, pese al fracaso del motín, Kiev considera que este marcó el inicio del "desmantelamiento del sistema" de Vladímir Putin.
"Es la punta del iceberg de un proceso de desestabilización", tuiteó el secretario del Consejo, Oleksí Danílov.
La única opción que tiene Vladímir Putin para "salvarse" es la "liquidación física" de los Wagner, un castigo ejemplar a Prigozhin y la implantación de una ley marcial, añadió.
El asesor de la Presidencia ucraniana, Mijailo Podoliak, lamentó la retirada de Wagner cuando estaba a punto de "anular a Putin" y tras negociar con "un intermediario de dudosa reputación, Lukashenko", que promete "garantías de seguridad".
La "élite de Putin" ha vivido 24 horas de temor, añadió el asesor del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, según el cual Prigozhin "humilló" al líder del Kremlin y demostró que no tiene el "monopolio de la violencia".
Asimismo, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, aseguró el día de la rebelión que "la debilidad de Rusia es evidente" tras el alzamiento de los mercenarios.
Rusia retorna a la normalidad
Mientras tanto, Rusia retorna lentamente a una extraña "normalidad", sacudida durante casi 24 horas por esta inédita sublevación que prácticamente no se reflejó en la vida de la capital, pese a la amenaza que avanzaba en su dirección, y muy tibiamente en los medios de prensa rusos.
Después de que Prigozhin abandonara Rostov en el Don en la noche del sábado y desapareciera de la vista de la prensa, supuestamente en dirección a Bielorrusia, los de Wagner comenzaron a abandonar la ciudad entre vítores por un lado y abucheos por el otro.
Pese a que el Grupo Wagner protagonizó una rebelión calificada por el Kremlin de traición y "puñalada en la espalda", muchos rusos ven en esta formación paramilitar a héroes que han traído victorias a las armas rusas y que se enfrentan a la burocracia, lo que genera sentimientos encontrados en la población.
El gobernador de la región de Vorónezh, Alexandr Gúsev, informó de que las columnas de los Wagner atravesaron el territorio de vuelta a sus bases "con normalidad y sin excesos".
En la vecina Lípetsk, donde también pasaron los wagneritas, las autoridades aseguraron que trabajan en el restablecimiento paulatino del tránsito por las carreteras, bloqueadas la víspera con camiones o con zanjas.
Los combatientes chechenos de la unidad Ajmat, enviados a Rostov para sofocar la sublevación, también regresaron a sus bases en Ucrania, señaló el comandante checheno Apti Alaudínov, para "continuar sus misiones en la liberación de Márinka", en el este del país.
La rebelión vista desde fuera
La comunidad internacional reaccionó de modos disímiles a la sublevación: los ministros de Exteriores del G7 acordaron "coordinarse con respecto a la situación en Rusia", mientras que la UE analizará este lunes los hechos en Luxemburgo, todos en el contexto de la ayuda militar a Ucrania.
El presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, calificó como "un gran error de Rusia" haber dado tanto poder al grupo Wagner, ya que "algunos hombres de negocios tan pronto agarran millones piensan que deben ordenar el Estado y el mundo. Y piensan que lo han logrado todo sin ayuda del Estado".
No faltaron tampoco los aliados del Kremlin en América Latina: el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, envió un mensaje de solidaridad a Putin, mientras que el líder venezolano, Nicolás Maduro, celebró que el Kremlin saliera "victorioso" de esta situación.
Implicación de agencias de inteligencia extranjeras
El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, afirmó que Rusia investiga si los servicios de inteligencia de Occidente estuvieron implicados en la rebelión del grupo de mercenarios rusos Wagner.
Lavrov dijo al canal de televisión RT que Rusia tiene "estructuras con este fin y les aseguro que ya se dedican a eso".
El jefe de la diplomacia rusa añadió al respecto que los servicios de inteligencia estadounidense esperaban que el motín tuviese éxito.
"Vi cómo informaban de los sucesos en Rusia. En particular la CNN, si mal no recuerdo, informó que la inteligencia estadounidense sabía con varios días de antelación de los preparativos del motín, pero decidió no comentarlo a nadie, por lo visto con la esperanza de que la rebelión tuviera éxito", dijo.
Sin embargo, comentó que este domingo la embajadora de EEUU, Lynne Tracy, "transmitió señales" a los representantes rusos "que radicaban ante todo, en que Estados Unidos no está implicado en esto (la rebelión), que confiaba en que las armas nucleares estuvieran bien y que los diplomáticos estadounidenses no se vieran afectados".
(Con información de EFE)
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