El mandatario sostuvo que Rusia defenderá sus intereses de manera pragmática, sobre la base del derecho internacional y la igualdad entre los Estados.
El presidente ruso, Vladímir Putin, aprobó una nueva estrategia de seguridad nacional hasta 2020 que permite, en caso de que la diplomacia no surta efecto, el uso de la fuerza para la defensa de los intereses nacionales, aunque tiende la mano a EEUU para garantizar la estabilidad internacional.
"El uso de la fuerza militar para la defensa de los intereses nacionales sólo es posible cuando todas las medidas de carácter no belicoso resultan ineficaces", reza el documento publicado en la página web del Kremlin.
Al mismo tiempo, el texto insiste en que Rusia defenderá sus intereses de manera pragmática, sobre la base del derecho internacional y la igualdad entre los Estados, y nunca se verá envuelta en una carrera armamentista.
Precisamente, Putin insistió hoy en su mensaje navideño en que los militares rusos que están desplegados en Siria desde septiembre pasado se ocupan de la defensa de los intereses nacionales de Rusia al atacar las posiciones del grupo terrorista Estado Islámico.
Rusia quiere garantizar esos intereses a través de la defensa del papel central de la ONU en las relaciones internacionales y la cooperación con otros países, sea el G20, el grupo BRICS, la región de Asia-Pacífico, China, la India, América Latina, Asia Central o el espacio postsoviético.
El texto acusa a Estados Unidos y sus aliados de intentar presionar a Rusia y castigar su independencia con instrumentos políticos, económicos e informativos (sanciones y propaganda) "para conservar su hegemonía en los asuntos mundiales".
MANTENIMIENTO DE LA ESTABILIDAD Y LA SEGURIDAD GLOBAL
Con todo, asegura que Rusia juega ahora un papel mucho más importante en el mantenimiento de la estabilidad y la seguridad global, el arreglo de conflictos y la defensa del derecho internacional.
Añade que el Estado ruso ha podido defender su integridad territorial y proteger los intereses de sus compatriotas en otros países, mientras su economía ha mantenido su potencial pese a las sanciones occidentales y la inestabilidad mundial.
Rusia se muestra dispuesta a cooperar en un plano de igualdad con Estados Unidos, ya que sus relaciones bilaterales tienen una gran influencia en el resto del mundo, en especial en materia de reducción de arsenales nucleares, arreglo de conflictos y lucha antiterrorista.
La estrategia también concede gran importancia a la armonización de los procesos de integración en el seno de la Unión Europea y la comunidad postsoviética, y a la firma de un acuerdo vinculante para la creación de un sistema abierto de seguridad colectiva en la región euroatlántica.
Además, aboga por la cooperación internacional en el Ártico, región que acoge ingentes recursos energéticos y cuyo desarrollo es una de las prioridades del Kremlin para las próximas décadas.
La estrategia promulgada por Putin insiste en los principios de contención estratégica y de modernización de las Fuerzas Armadas para mejorar su capacidad de movilización ante las amenazas de nuevo cuño como el terrorismo.
La principal amenaza para la seguridad nacional sigue siendo la OTAN, y Rusia insiste en señalar como "inaceptable" la expansión de la Alianza Atlántica hacia sus fronteras y el despliegue de un escudo antimisiles.
Además, acusa a Occidente de preparar el caldo de cultivo y las condiciones para la aparición de organizaciones terroristas como el Estado Islámico con su política de derrocar a gobiernos legítimos, lo que causa inestabilidad y es origen de conflictos, especialmente en Oriente Medio y el norte de África.
Según Rusia, el apoyo del "golpe de Estado" en Kiev por parte de EEUU y la UE motivó una aguda división en la sociedad ucraniana y el estallido del conflicto en el este del país, que sufre una grave crisis que le convertirá durante largo tiempo en "foco de inestabilidad en Europa".
EFE
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