Ante un Gran Teatro Nacional repleto, el pianista norteamericano ofreció un show de cerca de dos horas en el que cautivó al público con lo mejor de su trayectoria.
No es una noche cualquiera. El público llena el Gran Teatro Nacional para ver a Herbie Hancock, es la primera vez que el pianista llega a estas tierras y la expectativa es grande.
Cabeza visible del jazz durante varias décadas Herbie Hancock es sin lugar a dudas un referente en este género. Sus trabajos con leyendas como Miles Davis y su aporte a la música en discos y canciones así lo atestiguan. Un legado que él mismo presentará junto a músicos excepcionales.
El show se inició a las 8:47 de la noche. De la obscuridad del escenario emergió la figura del baterista Vinnie Colaiuta. Cuando fue reconocido los asistentes comenzaron a aplaudirlo y es que, Colaiuta es una leyenda de la batería.
Luego fue el turno del bajista James Genus y del percusionista hindú Zakir Hussain. Los elogios no paraban desde los palcos y la platea, músicos menos conocidos, tenían el grato beneficio de la duda por parte del gran público, pero la certeza de los conocedores.
El cuarteto quedó listo con la aparición de Herbie, quien muy sonriente parecía saludar a cada asistente en el teatro. Con unos lentes de montura negra, camisa plateada brillante y pantalones negros, Hancock se dio tiempo para recibir el cariño de los peruanos, una motivación más para tocar esta noche.
Todos en sus puestos iniciaron el concierto con el primer tema que además sirvió para empilar a todos: “Action proof”, el sonido de piano sintetizado y eléctrico de Herbie, los actos de magia rítmica de Vinnie, el bajo sobrio pero cimbreante de James y las tablas hindúes de Zakir hipnotizaron a los asistentes.
Al terminar el tema, Herbie saludó en un buen castellano. “Muchas gracias”, luego pensó que ya había tocado antes en Perú aunque no estaba muy seguro de eso. En inglés finalizó “It’s great to be back in Lima again”, quizá haya venido de paseo antes, igual se lo perdonamos maestro.
De vuelta a lo musical, Herbie presentó a los músicos que lo acompañaban “esta es una banda muy especial”, dijo. Un momento para los solos de Zakir, James y Vinnie para alegría de los presentes.
Hancock presentó el segundo capítulo de la noche con la palabra “combinación”, en efecto era una mezcla entre una canción muy vieja, y otra nueva. Era el tiempo de “17’s” y la muy festejada “Watermelon Man”.
Temas con mucho groove, contratiempos y la aparición del tresillo característico del jazz; también momentos funk que fueron el deleite de la audiencia, todo esto bajo la envoltura sonora de los sintetizadores y pianos de Herbie. La cura para todo mal.
Cabe señalar lo contento y compenetrado que estaba Herbie con el público y sus músicos. En algún momento cogió un teclado con forma de guitarra y se puso a tocar junto a James. Emotivo cuando (como todos), miraba los solos de Zakir, como si un padre mirara con cariño a un hijo.
El cuarto tema de la noche fue un verdadero viaje por atmósferas astrales, sicodélicas, que sin duda invitamos a escuchar. “Come running to me”, una canción en la que el mismo Herbie cantó con la ayuda de un efecto vocoder en la voz.
El volumen de sintetizador, bajo y batería disminuyó para dejar solo a Zakir. Un solo de varios minutos con sus pequeños tambores cautivó a todos y dejó en claro que es uno de los mejores del mundo en su instrumento.
El quinto tema fue un largo solo de Herbie con las tranquilas notas de su piano de cola. El romanticismo, la calma, envolvían a todo el teatro. En medio del silencio se podía escuchar tu respiración con claridad.
Herbie volvió al sintetizador para llevarnos a largos viajes por otra dimensión. Luego ya con toda la formación siguieron algunos temas notables como “Chameleon” canción que provocó la histeria de los asistentes y ya para el final “Rockit”.
El cuarteto junto agradeció al Perú por su asistencia. 10:45 de la noche y con un público entregado y satisfecho aplaudió varios minutos por una presentación histórica. Ojalá sea el inicio de muchas más presentaciones de más leyendas del jazz y de la música del mundo.
Escribe Galo Castillo
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