Después de una larguísima espera, Lima pudo disfrutar del rock de una de las mejores bandas de todos los tiempos. Fueron 96 minutos que quedarán grabados en la retina de los fans peruanos.
Cuando el acné aún no hacía estragos en sus rostros, los más de 10 mil fanáticos que se dieron cita en la explanada sur del Monumental ya soñaban con una noche como esta, pero tuvieron que esperar los 18 años de trayectoria que lleva Stone Temple Pilots para disfrutar de la banda en Lima.
Los cuatro grandes de San Diego celebraron su mayoría de edad en el Perú con nuevo disco bajo el brazo. Su sexta y más reciente placa titulada ‘Stone Temple Pilots’ marcó el ritmo de un concierto que tuvo flashbacks del pasado, pero que sirvió a la banda para demostrar su vigencia en el tiempo y su adaptación a los sonidos rockeros más modernos.
Después de ceder su tarima a Emergency Blanket; Scott Weiland, Robert y Dean DeLeo, y Eric Kretz se apoderaron del escenario con esa misma actitud de rockstars que hizo delirar a la mujeres y llevaba a los jóvenes a imitar su estilo en los 90’s. Inolvidable el detalle de Robert, quien tocó las primeras canciones de recital con la bandera peruana en sus hombros.
‘Crackerman’ fue el tema con el que Weiland encabezó el setlist usando el megáfono para imprimir un sonido más sucio a las letras, sello personal del cantante. Así llegaron una ráfaga de sencillos clásicos y nuevos como ‘Silver gun superman’, ‘Between the lines’, ‘Plush’, ‘Interstate love song’, ‘Huckleberry crumble’, ‘Down’, entre muchos otros.
Kretz se reinventó en la batería, Dean llevó al público en un viaje a través del tiempo con sus riff, Scott se deslizó sobre los parlantes como si surfeara, y Robert regaló una frase en español a sus miles de fanáticos: “Es un honor estar en Lima”.
Con un breve encore que concluyó con ‘Trippin" on a Hole in a Paper Heart’, y rozando las 11:15 de la noche, los Stone Temple Pilots lanzaron frisbees, púas, baquetas, y aplausos al público peruano, y estoy seguro de que si hubieran podido también habrían regalado sus corazones.
Pablo Timoteo Yovera
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