Hace 25 años, la banda liderada por Kurt Cobain, lanzó el disco 'Nevermind' y cambió para siempre la historia del rock.
Nirvana sacó a la venta, el 24 de setiembre de 1991, su segundo disco: ‘Nevermind’. Tras el fracaso comercial del primero, Bleach (1989), las expectativas de la banda y la disquera (DGC) de la banda sobre las ventas eran bajas. 25 años después, el emblemático álbum con la portada de un bebé desnudo nadando en una piscina ha vendido 24 millones de copias alrededor de mundo y es considerado como la máxima obra del grupo, un puñado de canciones que cambiaron para siempre el rock, moldearon el llamado ‘grunge’ y que siguen siendo un deber para todo melómano. Estas son los mejores 5 temas.
1. Smells like teen spirit: fue el súbito éxito comercial de esta canción el que hizo popular el disco y le dio fama y difusión a Nirvana. No hay mucho que decir sobre esta canción y sus letras furiosas que no se haya dicho ya, por algo es la canción (a pesar de que a Cobain no le gustaba mucho) emblema de la banda. Está inspirada en la música de los Pixies, en especial su tema ‘Gigantic’.
2. Come as you are: tras el éxito del tema anterior, este tuvo la difícil tarea de ser el segundo single del disco y no decepcionó. Un llamado a la honestida y naturalidad, el videoclip contiene una casual pero macabra referencia al trágico destino del cantante.
3 Lithium: para los críticos, esta canción compara a la religión con la droga, casi como el lema marxista que dice que esta es “el opio del pueblo”. Cobain dijo que es sobre alguien que usa la religión para alejarse del suicidio. La música, como en casi todo el álbum, alterna versos ‘suaves’ con coros ‘fuertes’.
4 In Bloom: como en una predicción del éxito que iba a alcanzar con el disco, Cobain le dedica esta canción a lo que hoy llamaríamos los fans 'poseros': los que ‘poguean’ o bailan una canción sin prestarle atención a lo que esta significa o lo que quiere decir. 25 años después, es un tema vigente.
5. Breed: la canción más ‘acelerada’ de la banda, ideal para cerrar todo concierto con un pogo infernal. La letra habla sobre la monotonía de la vida de un ‘clasemediero’ norteamericano. Según personas cercanas a la banda, el público entraba en éxtasis con el frenético ritmo de la canción durante los conciertos. “Era como si estuvieran experimentado el nirvana”, cuenta Bruce Pavitt, empresario musical cercano a la banda.
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