El documental "BNK48: Girls Don't Cry" demuestra la despiadada competencia que enfrentan los ídolos de K-Pop. Las mismas artistas, jóvenes entre 12 y 22 años, hablan de sus sacrificios, presiones y la jerarquía dentro del grupo.
Detrás de las sonrisas de los ídolos de K-Pop, tan de moda entre los adolescentes, se esconde una competencia despiadada. El documental "BNK48: Girls Don't Cry", presentado en el festival de cine de Busan, reveló esta oscura y poco conocida faceta.
El director tailandés Nawapol Thamrongrattanarit no lo podía creer cuando recibió la autorización para grabar entre bastidores a los BNK48, uno de los grupos de K-Pop más famosos de Asia.
En las entrevistas individuales, que alterna con secuencias de las actuaciones y entre bambalinas, las cantantes tailandesas describen una "competencia bastante sombría entre los miembros", sus sacrificios para ser seleccionadas y los largos ensayos diarios.
También hablan de la jerarquía dentro del grupo, entre las "prima donne", reclamadas para asistir a actos promocionales que se traducen en altos ingresos, y las relegadas al rango de dobles.
El documental "BNK48: Girls Don't Cry" narra la odisea de este grupo que cuenta con cientos de millones de fans en Asia. Hasta ahora, los documentales sobre los ídolos pop asiáticos estaban muy controlados por los agentes musicales.
"COMO UNA TERAPIA"
"Generalmente, los ídolos pop están entrenados y solo dicen cosas insignificantes en los medios de comunicación", explica el director Nawapol Thamrongrattanarit. "Pero ellas empezaron inmediatamente a hablarnos de la realidad, de las dificultades y de las presiones a las que se ven sometidas", agregó.
El cineasta aseguró que no le impusieron ninguna restricción. Durante 12 meses, siguió las vidas de esta veintena de chicas que tienen entre 12 y 22 años. Él se limitó a sentar a las integrantes del grupo delante de la cámara y empezar a hablar. "Para ellas, era como una confesión, una terapia", describió.
Una de las cantantes de BNK48 dijo que se presentó a la audición por miedo a una vida anónima. "No ser nadie es aterrador", declara Korn, de 19 años.
Nawapol Thamrongrattanarit espera poder reunirse con ellas "dentro de cinco años y ver por dónde las llevó la vida". (AFP)
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