El desgobierno originado a raíz de la sentencia condenatoria para el alcalde provincial Roberto Torres Gonzáles fue el golpe más duro para la ciudad norteña.
Se va el 2012, año que sin duda será recordado por los chiclayanos, por ser un año que golpeó a la Capital de la Amistad con diversos sucesos, que la han dejado mal herida, con una incertidumbre sobre su gobierno municipal y con problemas álgidos como la delincuencia, la insalubridad, la informalidad.
El desgobierno originado a raíz de la sentencia condenatoria para el alcalde provincial de Chiclayo, Roberto Torres Gonzáles, fue el golpe más duro para la ciudad, pues ha originado un entrampamiento el gestión administrativa de la ciudad a tal punto que hasta la ejecución de las obras para el 2013 están en peligro por el simple hecho de que a esta altura del año, aún no se ha aprobado el presupuesto del 2013.
Ello debido a que don Roberto Gonzáles no puede firmar por estar vigente la sentencia que lo suspende de ejercer cargo público y mientras el Tribunal Constitucional no se pronuncie, él no podrá ejercer a cabalidad el cargo de alcalde que le devolvió el JNE. Como decía el inmortal Cantinflas, es un rey que reina pero que no gobierna.
La otrora Perla del Pacífico que luego se convirtió en la Capital de la Amistad devino en los últimos meses a Capital de la Inseguridad y de la Insalubridad. Los asaltos, atracos, robos, asesinatos, extorsiones, quema de autos de transportistas que se negaban a pagar cupos, ha sido pan de cada día. Allí están los hechos registrados por RPP Noticias y los periódicos chiclayanos. Todos los días hay noticias policiales en primera plana.
Las marchas, las protestas, los reclamos también se han convertido –junto con las grandes rumas de residuos sólidos no recogidos por los carros recolectores del servicio de baja policía- se convirtieron en parte del panorama urbano, de esta ciudad que es cada día más cae en un hoyo, de donde demorará en salir.
Los fonavistas marcaron la pauta a lo largo del año con sus marchas incansables y constantes, así como la huelga médica, primero de los galenos de la Seguridad Social que afectó a un tercio de la población regional –pues según estadísticas de cada 10 lambayecanos solo 3 reciben atención del Seguro Social.
Y luego por los médicos del Ministerio de Salud, huelga que sí fue sentida por miles de lambayecanos que se atienden en los puestos de salud, postas médicas, centros maternos y los hospitales Belén de Lambayeque, Las Mercedes de Chiclayo y el Referencial de Ferreñafe.
La huelga de los profesores, que por horas convertían al centro de Chiclayo en un pandemonio con caos total que mantuvieron a miles de alumnos en las calles sin hacer nada, mientras ellos marchaban y protagonizaban sus reclamos salariales y gremiales.
Se va el 2012 y con él, los chiclayanos y los lambayecanos en general querrán quemar el año –a pesar de las restricciones y prohibiciones de algunos alcaldes- para esperar las primeras horas del 2013 y elevar una oración al Altísimo para que el año que se empieza, sea un año de recuperación, de resanamiento de las heridas, del fortalecimiento de la autoridad edil, de corregir errores, de mirar con optimismo el futuro.
Teniendo en cuenta que dentro de unos años, el Proyecto Olmos con su producción agroexportadora, convertirá a la región Lambayeque en una región dinámica económicamente y a Chiclayo en una de las principales orbes del país, es hora de dejar de lado la desesperanza y mirar con optimismo lo que se viene.
Por: Juan César Cabrejos Becerra
Lea màs noticias de la región Lambayeque
Comparte esta noticia