Por Sebastián Velásquez
Psicólogo clínico, escritor de psicología y neurociencia, y editor
Al despertar, tengo el hábito de leer algunos artículos de investigación o noticias, y revisar mis redes sociales, para empezar el día informado. Así fue como, gracias a mi esposa, me topé con un artículo de la BBC sobre una práctica común en Dinamarca que incrementa el bienestar1. Con bastante apertura, pero aún con sospecha, hice clic en el link de internet para leer más sobre el tema. Digo con apertura, porque sabemos que Aarhus, Dinamarca, es la segunda ciudad en el mundo con mayor bienestar (Lima, Perú, es la número 67)2; y con sospecha, porque siempre hay que tener ojo crítico cuando se trata de recetas mágicas para ser feliz. Al revisar el artículo, me doy con la sorpresa de que hygge es un gran hábito que deberíamos incluir en nuestra vida cotidiana si queremos incrementar nuestro bienestar, más aún en esta época de cuarentena.

¿Qué es hygge?
Como muchas palabras, no existe un término igual a «hygge» en el español. Sin embargo, se puede entender como la comodidad y convivencia agradable que nos hace sentir satisfacción y bienestar3. Y es que esta palabra viene del islandés «hugga», que quiere decir «abrazar» o «calmar»4. Ejemplos sencillos de «hygge» los podemos encontrar en una comida entre amigos cercanos, una conversación con nuestra pareja mientras se bebe una taza de café, la lectura de un libro en nuestro lugar favorito, disfrutar del abrigo de nuestras mantas en invierno, etc. Como pueden ver, son actividades que muchas veces hacemos, pero que, quizás, pasan desapercibidas. Incluso, hasta podemos llegar a pensar que son aburridas. Pero, ¡qué va! Hygge no tiene que ver con entretenerse, porque el bienestar no tiene que ver con entretenerse. Hygge es disfrutar del momento cuando realizamos actividades simples. Es, en otras palabras, apreciar los momentos que tenemos con nuestros seres queridos y esos espacios en los que disfrutamos de nuestra propia compañía. Qué raro suena en estos tiempos que corren, ¿no? Pero, ahora que el mundo se ha detenido de forma obligatoria, les sugiero que pongan en práctica este modo de vida. Yo, por ejemplo, trato de generar instantes de calidad y de disfrutarlos lo más que pueda: aprecio un buen café, un buen libro, una conversación con mi pareja, escribo diariamente, me asombro por las cosas nuevas que aprendo cada día, toco mi instrumento musical preferido y cocino mis platos favoritos. Pero, ante todo, busco que estas actividades no pasen inadvertidas: me detengo a apreciarlas y a agradecer por ser capaz de realizarlas.
¿Por qué hygge nos brinda bienestar?
Aunque no se han realizado estudios sobre este modo de vida, podemos constatar que hygge tiene que ver con dos elementos que sí, de manera comprobada, nos brindan bienestar: las relaciones cercanas y nuestra capacidad para «saborear», como lo llamamos los psicólogos. Cuando mantenemos un vínculo de calidad con nuestros amigos, familiares, pareja o mascotas, suceden algunas cosas interesantes en el cerebro: aumentan unas sustancias conocidas como «neurotransmisores». Se incrementan, por ejemplo, la dopamina y la serotonina, que son responsables de que sintamos placer y la sensación de felicidad; y la oxitocina y la vasopresina, las encargadas de hacernos sentir cerca a quienes queremos y de bajar nuestro tan habitual «estrés»5,6. Eso que sentimos cuando estamos cerca de alguien que nos importa, ese cariño, amor, apego, intimidad, felicidad, calma y tranquilidad, es gracias a estas cuatro sustancias.
¿Y qué es saborear? Pues es una capacidad que también va a subir nuestros niveles de estas preciadas sustancias7. Consiste en prestar atención a los detalles positivos de nuestras experiencias; claro está que podemos crearlas, cuando decidimos hacer algo que nos gusta, o dejarnos sorprender por aquellas situaciones espontáneas, como el atardecer mientras caminamos. El secreto está en reconocer lo positivo que nos sucede o que generamos, en agradecer por ello y en felicitarnos a nosotros mismos por las cosas buenas que hacemos. Por eso, si pensamos que todo va a salir mal, que la situación es inmanejable o que, incluso, las experiencias que nos gustan podrían ser mejores, probablemente no saboreemos la vida.
Pero, ¡cuidado! No se trata de negar la realidad y decir que todo está bien. Sabemos, por ejemplo, que la situación de cuarentena es negativa y que la pandemia está causando costos a todo nivel. Pero también sabemos que, aún en estos tiempos, nos suceden cosas positivas. ¿No es así?
Referencias
(1) Hygge: el secreto de la felicidad de los daneses. (2 de octubre de 2015). BBC Mundo. Recuperado de https://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/10/151002_dinamarca_secreto_felicidad_men
(2) Organización de las Naciones Unidas. (marzo, 2020). World Happiness Report 2020. Recuperado de https://worldhappiness.report/ed/2020/#read
(3) Oxford University Press. (2020). Lexico. Recuperado de https://www.lexico.com/en/definition/hygge
(4) Pickles, M. (diciembre, 2016). On being 'hyggelig'. Oxford Arts Blog. Recuperado de http://www.ox.ac.uk/news/arts-blog/being-hyggelig
(5) Aleksidze, N. (2018). The Quantitative Distribution of the Hormones of Love and Neurotransmitters at Psycho Emotional Stresses. doi:10.23880/PPRIJ-16000166
(6) Robbins, M., Sexton, T., Weeks, G., Sexton, T. L., & Lebow, J. (2015). Handbook of Family Therapy: The Science and Practice of Working with Families and Couples. London: Taylor and Francis.
(7) Bryant, F. B., Chadwick, E. D., & Kluwe, K. (2011). Understanding the processes that regulate positive emotional experience: Unsolved problems and future directions for theory and research on savoring. International Journal of Wellbeing, 1(1), 107-126. doi:10.5502/ijw.v1i1.18
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