A los penitentes solo se les encuentra en la bella provincia de Contumazá, recorriendo descalzos las calles, en las noches de Semana Santa.
Contumazá es una de las 13 provincias de Cajamarca y se ubica en la cuenca del río del mismo nombre, con un atractivo especial que es el cálido trato de sus habitantes.
Si bien es cierto, los días de Semana Santa ya pasaron, pero vale la pena revivir esta tradición que se desarrolla en la provincia de Contumazá, región Cajamarca, muy visitada para esta fecha por la costumbre de los penitentes.
Esclavos:
Culminada la ceremonia de desclavamiento en la iglesia central, el Señor del Santo Sepulcro es colocado dentro de una urna, para posteriormente ser flanqueado por cuatro personajes, vestidos de blanco y cubiertos en el rostro con un manto blanco denominado capirote. Ellos se caracterizan por estar descalzos.
El Señor del Santo Sepulcro es cargado en andas (cuyo peso es de aproximadamente 400 kilos), por los cuatro “esclavos”, quienes llenos de fe y devoción lo llevan en procesión por las principales calles de la ciudad. Cabe precisar que en Contumazá la mayoría de calles son empinadas.
Para evitar una hernia o posible lesión a la columna, son fajados con una soga especial, hecha de cerda de caballo, es decir, usan la cola del caballo para su confección. Dicen que solo este tipo de soga permite la libre circulación de la sangre.
Penitentes:
La Semana Santa en la provincia de Contumazá se caracteriza por la presencia de los penitentes, quienes son personajes que se devotan para realizar esta actividad durante cinco años y es una tradición que se desarrolla desde tiempos inmemoriales.
La promesa del penitente consiste en que durante cinco años consecutivos, caminará los días de Semana Santa por las calles de Contumazá, a partir de la media noche, cargando una pesada tabla, vestido de blanco, arrastrando en los pies dos barretas y descalzo, sin importar lo pedregoso que pueda ser el camino.
A pesar del temor que existe a un cementerio en horas de la noche, por las interminables historias de almas que penan, los penitentes ingresan al campo santo para presentar sus respetos a los seres queridos.
Este personaje es acompañado por el compás tétrico y lúgubre del sonido de las barretas que arrastra a lo largo de todo su recorrido. También se puede encontrar al penitente negro, quien en su quinto año de penitencia se viste con este color, para diferenciarse de los demás, por ello también merece el respeto y la reverencia general.
Por: Luis Asencio
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