Actualmente hay 7 000 pacientes hospitalizados, la mitad de los que había a mediados de agosto. Se trata de una luz al final de un largo y oscuro túnel para un país donde uno de cada mil habitantes ha fallecido por COVID-19.
Los hospitales del país se quedan vacíos tras más de medio año colapsados por la pandemia y ahora aguardan, con el virus aún muy activo, la amenaza de una segunda ola de infecciones.
Actualmente hay 7 000 pacientes hospitalizados, justo la mitad de los que había a mediados de agosto, cuando la pandemia alcanzó su pico máximo con más de 14 000 camas ocupadas.
En las últimas seis semanas, las hospitalizaciones han descendido en picado, pues ahora cada vez son más las altas que los nuevos ingresos, lo que ha llevado a que los casos activos de coronavirus hayan bajado a 90 000, la cifra más baja desde finales de mayo.
Se trata de una luz al final de un largo y oscuro túnel en donde uno de cada mil habitantes ha fallecido por COVID-19, un promedio único en el mundo a raíz de sus 32 665 fallecidos, mientras que los contagios, aunque cada vez son menos también, ya superan los 828 000 casos.
Con menos pacientes que atender, los médicos peruanos que han estado al pie del cañón todo este tiempo presentan un semblante más positivo detrás de sus mascarillas, pues sienten que sus largas jornadas y vigilias están haciendo retroceder a la COVID-19.
SALAS CERRADAS
Así ocurre en el Hospital Octavio Mongrut Muñoz, donde el domingo se cerró una de las áreas del hospital de campaña que se había instalado para ampliar su capacidad ante la ola de pacientes que llegaban a las puertas de este nosocomio.
La zona para cuidados intermedios, donde había 76 camas, luce ya vacía y en silencio, lejos de la vorágine de médicos y enfermeras que tuvo en su interior de un lado a otro hasta hace pocos días.
La Villa Mongrut, como se llama el espacio de este hospital habilitado para casos de COVID-19, abrió a finales de mayo con 834 camas y en su peor momento llegó a tener ocupadas 715, mientras que ahora alberga a unos 450, según explicó este lunes a EFE su director, Richar Requena.
SIGUE ALTA OCUPACIÓN EN UCIS
No obstante, Requena advirtió que el descenso de pacientes leves de COVID-19 en los hospitales no ha sido igual en las unidades de cuidados intensivos (UCI), donde la ocupación todavía es alta. A nivel nacional hay 1 287 ventiladores mecánicos ocupados, de los más de 1 500 en uso que se alcanzaron a final de agosto.
"Por eso todavía debemos mantenernos en alerta, pero en estos meses se han superado las deficiencias y creemos que esta segunda ola podrá ser enfrentada de la manera más adecuada", aseguró Requena.
La primera región en ver que sus salas se quedaban vacías y sus camas desocupadas de pacientes de COVID-19 fue Loreto, el departamento más extenso de Perú, ubicado en la Amazonía, cuyos hospitales fueron los primeros en colapsar con un incremento exponencial de casos de coronavirus.
Actualmente Loreto solo tiene doce pacientes hospitalizados por COVID-19 y la situación es de normalidad en los hospitales de Iquitos, la capital regional, después de que en abril y mayo se viviesen escenas dramáticas con enfermos aglomerados de forma precaria en sus pasillos.
En total son más de 700 000 los peruanos que han logrado vencer al virus SARS-CoV-2, pacientes de todas las edades, algunos con historias de superación asombrosas.
Del Hospital de Ate-Vitarte, también en Lima, que fue inaugurado al inicio de la pandemia con la misión de tratar a los pacientes más graves de COVID-19, han dado de alta a 2 682 pacientes, la primera de ella una niña 2 años con una enfermedad preexistente.
Sin embargo, la alentadora situación puede esfumarse si se cumplen los pronósticos del Gobierno, que da casi por seguro un rebrote a nivel nacional entre finales de octubre e inicios de noviembre, como efecto de la cuarta y última fase de reactivación económica, que incluye el reinicio de vuelos internacionales.
EFE
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