El médico intensivista Miguel Espinoza informó que los pacientes menores de 55 años están acudiendo a la atención médica en fases más tardías y graves de la enfermedad.
Durante la primera ola de la COVID-19 en el Perú, dos tercios de los pacientes de las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) fueron adultos mayores de entre 65 a 85 años, mientras que el otro tercio estaba cubierto por distintos grupos etarios. Sin embargo, en esta segunda ola la situación ha cambiado drásticamente colocando a los adultos jóvenes con menos de 55 años en una proporción cercana al 50%, igualando a los adultos mayores.
Así lo informó el doctor Miguel Espinoza, médico intensivista del Hospital Ernesto Sabogal de EsSalud, quien también advirtió que los pacientes menores de 55 años están acudiendo a la atención médica en fases más tardías y graves de la enfermedad.
“En esta segunda ola se ha visto que los grupos que eran más afectados se han ido para la mitad de la línea. Ahora, entre los 40 y 50 años, están entrando un grupo mayor de pacientes graves a cuidados intensivos. Esto no exenta de que los grupos más jóvenes pueden también ser afectados: nadie está libre de desarrollar un cuadro de gravedad que lo lleve a cuidados intensivos”, precisó el especialista en el programa Salud y Bienestar de Andina Canal Online.
Remontándose al 2020, Espinoza recordó que en agosto empezaron a descender las cifras de contagios de la COVID-19 y a fines de noviembre, las cifras de pacientes UCI.
¿Cómo surge este incremento?
En primer lugar, el médico intensivista considera muy probable que la presencia de la nueva variante de la COVID-19 haya impulsado este cuadro de gravedad en la población adulta joven, dado que ha hecho algunas modificaciones en su estructura para ser más contagioso, aunque no más dañino, y ahora una persona puede contagiar a 7 u 8 más, mientras que el año pasado solo se expandía a 2.
“El aumento de la tasa de contagio también es peligroso porque mientras hay más personas contagiadas en un mismo lugar, la carga viral es mayor; y ya hemos visto que si al cuerpo de una persona ingresa una pequeña cantidad, puede ser asintomática o tener un simple resfrío, pero si la cantidad de virus es mayor, su organismo genera una respuesta inflamatoria que provoca el daño en el organismo. A más carga viral, más respuesta inflamatoria, y luego más daño del pulmón y el resto del cuerpo”, detalló el doctor.
Además, pese a que estudios científicos refieren que no hay ningún tratamiento efectivo para la prevención o el tratamiento de la enfermedad, buena parte de la población piensa que puede protegerse con medicamentos anecdóticamente planteados durante la primera ola, como la ivermectina o la hidroxicloroquina.
“Aparte de bajar las normas de bioseguridad, dejar de usar mascarilla, están tomando cosas que no les van a proteger, pero eso les genera una mayor sensación de seguridad y se exponen más, se agrupan más, permanecen más tiempo en lugares cerrados, entonces están expuestos al virus y a una gran carga viral”, explicó. (Con información de Andina)
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