Arzobispo reconoció que tiene un temperamento confrontacional. ´No es fácil que yo sea un hombre blando y contemporizador cuando he tenido que luchar por ayudar a otros´.
El Cardenal Juan Luis Cipriani reconoció que tiene un temperamento muy fuerte que muy seguido origina críticas en su contra. Sin embargo, indicó que interviene en diferentes materias “porque tengo una vocación por la verdad”.
“Yo antes que cardenal, soy peruano. Soy peruano de nacimiento con todas las circunstancias, opiniones. Me modero hasta donde puedo en función de la representatividad que tengo como cardenal”, dijo en “Enfoque de los sábados” de RPP Noticias.
El también Arzobispo de Lima y Primado del Perú acotó que dicho temperamento luchador y confrontacional “es el temperamento que acompaña a los deportistas en el momento por superarse”. Asimismo, prometió que evitará algunos excesos “porque no es ejemplar”.
“Ese temperamento de confrontacional, polémico, etcétera, son unos adjetivos que son muy eficientes de parte de quienes no comparten mi manera de pensar. Tantas veces dicen ‘es que se mete en política’, es que quieren que me calle, no solamente en política, sino también en religión, en teología”, agregó.
Además, Cipriani Thorne dijo que “no me considero ni conservador ni progresista” debido a que estos “cartelitos” cambian con el tiempo. En tal sentido, comentó con respecto a las recientes declaraciones de Mario Vargas Llosa en referencia a que un liberal jamás ha sido un dictador. “(MVLL) en su juventud era muy partidario de Fidel Castro. Hay que ser un poquito más serio y no simplificar la verdad”, añadió.
“No es fácil que yo sea un hombre blando y contemporizador, cuando he tenido que luchar por ayudar a otros muchas veces”, agregó.
En otro momento, criticó que la Iglesia Católica se ausente la enseñanza de la fe y que por ese motivo se evidencia cierta distancia de los fieles a la religión. En esa dirección, llamó a los laicos a apoyar en esta misión. “Solamente los religiosos no pueden con esta tarea”, dijo.
Finalmente, refirió que el temperamento del Papa Benedicto XVI “es un poco retraído, más tímido, no es un hombre que se lance a un diálogo ligero”. Sin embargo, “tiene una sabiduría más que una inteligencia, una sabiduría increíble”.
“En cinco minutos nos explicaba el núcleo de lo que debíamos estudiar. Es humilde y sencillo para explicar la grandeza de su pensamiento”, sentenció.