La picardía, jocosidad, alegría y el romanticismo caracterizan a estas expresiones populares conocidas como coplas.
El Perú alberga una variada gama de culturas, caracterizadas por su música, sus versos, sus bailes y canciones, con sus sonidos particulares y con ritmos muy alegres como los carnavales, que en Cajamarca se escucha y se baila sin igual.
Cajamarca disfruta sus carnavales y en esta fiesta del Rey Momo se viste de colores, de globos y serpentinas, de clarines y de guitarras, de coplas y contrapuntos, para el deleite de propios y foráneos.
No hay carnaval en Cajamarca sin coplas y no hay coplas sin carnaval. La picardía, la jocosidad, la alegría y el romanticismo caracterizan a estas expresiones que no necesitan escritorio para ser producidas.
Las coplas nacen de las reuniones entre amigos, familiares, o son inspiradas por las patinadas de las autoridades que hacen méritos para hacer mofa de su gestión.
La algarabía del carnaval se vive en el campo y la ciudad y es en estas circunstancias que nacen las coplas cajamarquinas, expresiones culturales que se transmiten a viva voz.
Se canta y se escucha en calles y plazuelas, de día y de noche, con lluvia o con sol, con picardía y sátira, se canta a la vida y al amor, a las suegras y al gobierno, se evoca al pasado y al futuro y hasta de la mina se canta.
El profesor Juan Jave Huangal, destacado costumbrista cajamarquino, precisa que las coplas han servido para que las jóvenes enamoren a los varones y viceversa, siendo su origen en Galicia, España.
Pero fue justamente en la época colonial peruana que nace la primera copla, como protesta de los propios soldados españoles contra Diego de Almagro y Francisco Pizarro, quienes dirigían la expedición militar española.
Arturo Corcuera afirma en su estudio “Carnaval de coplas cajamarquinas” que estas comparten el humor, la sátira, la malicia y la burla populares. Comenta que también se inspiran en el despecho, la ironía y el doble sentido. Son sumamente creativos.
Según el destinatario, se clasifican en pícaras, jocosas, románticas, atrevidas, de desafío, cortejo y decepción. Se mofan de las amantes, las examantes, las suegras, los rivales y las autoridades.
La copla popular sobrevive hasta la actualidad siendo la verdadera expresión popular, y como decía José María Arguedas, el carnaval es la fiesta más grande de los pueblos indios peruanos. Y justamente “para todos lo hizo Dios, para el grande, para el chico, para el pobre, para el rico”.
Por: Rubén Chilón
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