Cientos de turistas nacionales y extranjeros ven a las playas ancashinas como una buena opción para divertirse, disfrutar del sol y comer bien.
Chimbote, capital de la pesca, el acero y la eterna amistad; tierra de hermosas playas, de arenas doradas, que son acariciadas por el vaivén de las olas una y otra vez.
Así es Chimbote, que hace de sus balnearios como Tuquillo, Tortugas, Besique, Atahualpa, Anconcillo, Caleta Colarda, entre otros, los lugares más ansiosos por el público local y visitantes para darse un chapuzón a fin de disfrutar de sus cálidas aguas en esta época del año.
Muchos de ellos primero se sumergen al mar con el fin -según dicen- de tener hambre y probar, o deleitarse con el mejor cebiche del Perú, para luego continuar con una causa norteña, preparada a base de pescado salpreso, yuca y abundante encebollado; todo esto envuelto en hoja de plátano que lo hace irresistible y más aún si es asentado con un sorbo de chicha de jora servida en poto.
Una de las playas ancashinas más visitadas es Besique, ubicada a unos 25 minutos de Chimbote, acostumbrada a recibir y acariciar entre sus arenas cada fin de semana a unos 10 mil visitantes ansiosos por disfrutar del sol, agua y arena, además de probar los más deliciosos potajes preparados a base de pescado y mariscos.
Pero también están presentes los platos populares como el combinado preparado a base de tallarines, crema a la huancaína y cebiche, claro con abundante ají y jugo de limón, esto lo hace indescriptiblemente y capaz de hacer salivar a más de uno.
También está el clásico arroz con pollo acompañado de tallarines, pero si usted es de un paladar más exquisito y puede pagar más, hay potajes que se amoldan a su gusto y bolsillos; como un guiso de corvina, jugoso de chita o de trambollo, así como el chicharrón de pescado o picante de mariscos, entre otros, los que no son oriundos de Chimbote, pero es aquí donde mejor se prepara y se come.
Pero el plato símbolo es el cebiche, según cuentan es un legado de los Chimú, quienes después de sus largas faenas de pesca solían prepararlo a base de pescado crudo y sal, pero fue con la llegada de los españoles quienes le incorporaron limón haciendo de este plato un arte culinario.
Por: Manuel Sarango
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