Expertos señalan que gasto público podría generar dinamismo en la economía y confianza para la inversión privada, además de empleo para los peruanos.
Con la pandemia por la Covid-19, la economía nacional ha sufrido una reducción en el Producto Bruto Interno (PBI) que no se había visto hace 30 años y más de 2 millones de peruanos y peruanas quedaron desempleados. Ahora que poco a poco se comienzan a retomar algunas actividades, es necesario entender la importancia del gasto público y privado como dos motores de crecimiento en plena reactivación económica.
¿Qué es el gasto público?
Para entenderlo mejor hay que recordar que el gasto público está compuesto por el consumo e inversión públicos y el gasto privado por el consumo e inversión privados. “Una de las maneras de descomponer el PBI de un país es a través del gasto que realizan los miembros de una economía”, explica Daniel Barco, economista de la oficina regional del Banco Mundial, cubriendo Perú. De esta manera nuestro PBI está compuesto por tres tipos de gasto: el gasto público, el gasto privado y el gasto externo neto (exportaciones menos importaciones).
No obstante, dada la crisis sanitaria, el gasto privado ha estado apagado. Para contrarrestar su efecto, Barco explica que es importante que ahora el gasto público esté prendido. “En este caso [el de Perú], el gasto público puede inducir a que se encienda parcialmente el gasto privado a través del dinamismo que se genera cuando la economía recibe recursos provenientes del sector público”, sostiene Barco.
Para ello, es importante impulsar proyectos o paquetes de proyectos de infraestructura de gran envergadura, ya que si el gasto público está bien priorizado permite proveer los bienes públicos que necesita la ciudadanía para sus actividades. De esta manera, además de generar dinamismo, se generaría más empleo para los peruanos.
Importancia del gasto privado
Eventualmente es necesario que el gasto privado se reactive. “La inestabilidad política y económica que se ha profundizado el año pasado con la pandemia, y este año aún más con los resultados electorales [de la primera vuelta], han deteriorado el clima de confianza para los inversores”, comentó a RPP Silvana Huanqui, profesora de la Escuela de Gestión Pública de la Universidad del Pacífico.
La falta de inversión ocasiona que proyectos que estaban en camino se paralicen. También, que empresas interesadas en licitar o presentar propuestas ya no lo hagan por miedo al riesgo.
Confianza para la inversión privada
Lo que se necesita para volver a generar una confianza en el sector privado, explica Carlos Parodi, economista e investigador del Centro de Investigación – CIUP, es “mantener los equilibros macroeconómicos básicos”; por ejemplo, un Banco Central independiente y un manejo de las finanzas públicas responsable.
Además, un tema fundamental es el control de la pandemia. “Si un inversionista ve que los contagios no terminan y que no hay propuestas claras para luchar contra la pandemia, no invertirá en el país”, sostiene Parodi. El avance en el proceso de vacunación es muy importante para prevenir esto.
Por otro lado, Luis Miguel Castilla, director de Videnza Consultores y exministro de economía y finanzas, explicó a RPP que, entre varios otros mecanismos, garantizar una inversión de manera ágil y transparente podría ser una forma de dar más confianza a los inversores.
“La situación actual de la gestión de inversiones en el país amerita una reingeniería de procesos que promueva la inversión privada de manera ágil y, al mismo tiempo, garantice el mayor valor por dinero de las inversiones de la manera más transparente posible”, explica.
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