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Testimonios desde la primera línea: la responsabilidad y solidaridad de Serenazgo

Dan seguridad y vigilan el barrio cumpliendo las normas del orden público.  Los serenos y serenas del Perú son los guardianes de la ciudad y vigilantes de las calles de los distritos. Tienen una misión: prevenir, persuadir y preservar la tranquilidad pública. Intervienen ante un asalto, un robo o un incidente callejero que perturbe la vida del ciudadano.Por: Luis Trujillano

Los serenos están preparados para intervenir en casos de homicidios, agresiones físicas, robos y asaltos, micro comercialización y consumo de droga y bebidas alcohólicas, accidentes de tránsito, pandillaje, incendios y desastres naturales, ruidos molestos y alteración del orden público.

La figura del sereno fue creada en España, en 1555, y en América surgieron gracias a la presencia española. Era el personaje encargado de velar por el orden interno a través de rondas nocturnas. Se le identificaba por su pregón anunciando la hora y a veces el clima.

 “Ave María purísima las 10:00 han dado. ¡Viva el Perú y sereno!”,  pregonaba en su recorrido por los barrios.

Cuatro siglos y medio después, los serenos no pregonan a viva voz cuando advierten alguna amenaza contra los ciudadanos. En 1958, se instauró el primer servicio de Serenazgo en el Perú, en el distrito de San Isidro. En ese entonces, se le llamó “Cuerpo Municipal de Patrulla”.

En la emergencia sanitaria, las unidades de Serenazgo de todo el país duplicaron sus esfuerzos, sumándose al contingente especial de vigilancia al lado de las fuerzas militares y policiales. Según la Asociación de Serenos del Perú, hay más de 26 mil serenos y serenas en todo el país. En Lima y Callao, son 11 mil efectivos del Serenazgo que se encuentran en servicio.

Durante el aislamiento social salvaron vidas, asistieron a las personas que requerían apoyo, atendieron partos, protegieron infraestructura pública y privada y participaron en amagos de incendio.

En Perú hay más de 26 mil serenos y serenas.
En Perú hay más de 26 mil serenos y serenas. | Fuente: Serenazgo Miraflores

Palabra de los serenos

“Son nuestros soldados en guerra y en primera línea, dispuestos a defender al ciudadano. Todos los días ponen el pecho enfrentando a la delincuencia a costa de su propia vida”, señala Armando Jara, Presidente de la Asociación de Serenos del Perú.

José Diego Colter tiene  27 años y es sereno en el distrito de San Borja. También es bombero. Recorre las calles en una moto. “Yo también me contagié. Me mantuve en cuarentena del 19 de mayo hasta el 28 de junio. Me recupere y de nuevo al barrio”, afirma.

Reestablecido, retornó sus labores. Al volver, una llamada alertó sobre un incendio que ponía en peligro a los inquilinos en un edificio de cuatro pisos. Y estuvo ahí empleando sus conocimientos contra incendios.        

“Me di cuenta que la gente no sabía cómo usar el extintor, así que pusimos calma en el lugar. Los vecinos ayudaron hasta que volvió la serenidad”, comenta.

Un sereno siempre estará atento a los exteriores de los edificios, residencias, centros comerciales.  Ante una emergencia su respuesta será inmediata.

Nicanor de la Cruz tiene 31 años y es supervisor en el área 2 de San Borja. Él recuerda que, durante la cuarentena, el servicio nunca se paralizó. Se siente satisfecho de haber salvado la vida de una persona que intentó suicidarse.

“Una señora se cortó el cuello en una habitación, Pude ingresar acompañado por un policía. Pudimos trasladarla a la emergencia del hospital Casimiro Ulloa. Nadie entendía por qué lo hizo. Lo buenos es que se salvó”, refiere.

El sereno vive de cerca las alegrías y las tristezas de los contribuyentes, como suelen llamarse a los vecinos.

Cesar Felipe Rámirez Espinoza tiene 45 años. Hace un año que se integró al Serenazgo de Miraflores. Él frustró un suicidio y salvó  una vida. Su compañera que vigilaba el parque del Amor pidió apoyo al ver una joven cruzando los límites de seguridad que colinda con el  abismo de la Costa Verde.

“La vi preocupada, me saque el gorro y acerqué lentamente. Se sorprendió y me pidió que la dejara terminar con su decisión. No dijo por qué quería hacerlo, sólo  pedía que la dejara”, dice. Cesar la contuvo contra la baranda de seguridad, llamó a sus compañeros y junto a un policía la llevaron a la estación.

“Los serenos vemos y vivimos de cerca lo que pasa al contribuyente. Somos felices ayudando a quien lo necesita”, agrega.

En el Centro Histórico de Lima, los vecinos conocen la existencia de un sereno supehéroe combatiendo la delincuencia.

César Augusto Morales Acasiete tiene 53 años y es licenciado militar. Hace 23 años se convirtió en sereno de la ciudad de Lima. Sus amigos lo llaman “el cazador”. Su prestigio ha trascendido las fronteras por su directa contribución con la policía, ayudando a capturar ladronzuelos y bandas organizadas.

Días previos a la declaratoria de emergencia, refieren sus compañeros, “el  cazador” tuvo que hacer  de partero. Una señora de la cuadra 4 del jr Ucayali estaba embarazada de cuatro meses. 

Conocedor de los primeros auxilios, tuvo que actuar decididamente y extraer un bebe de cuatro meses que ya estaba sin vida. Una ambulancia de Sisol se encargaría de conducir a la señora a un centro hospitalario.

“El cazador” es uno de los 300 serenos a nivel nacional que fueron contagiados con la Covid-19,  según la Asociación de Serenos del Perú. Además, reportan el fallecimiento de 40 de sus miembros.

César Augusto Morales Acasiete se contagió, pero no fue doblegado. Se mantuvo 22 días en cuarentena. En la actualidad, se encuentra recuperado y continua con el mismo entusiasmo, rondando las calles de la capital. 

Son 300 serenos a nivel nacional que se han contagiado de Covid-19.
Son 300 serenos a nivel nacional que se han contagiado de Covid-19. | Fuente: Serenazgo Miraflores

Carlos Alberto Ramirez es otro miembro de Serenazgo. Tiene 49 años, cinco de ellos como sereno especializado en seguridad ciudadana. Es jefe de operaciones del Serenazgo de Huaral.

Cuando las necesidades se agudizaron por el aumento de contagiados, iba en un automóvil con un megáfono y se encargaba de recorrer los centros poblados. “El personal de Salud me pedía que comunicara a los pobladores sobre cómo defenderse del contagio. Los serenos de Huaral cuidaban la ciudad y me tocaba pedirle a la gente que use mascarilla y se lave las manos como medida de prevención”, señala.

Su actitud solidaria lo llevo a buscar ayuda alimentaria para los más necesitados. En ese afán terminó contagiado y estuvo 20 días en asilamiento. Nunca dudó que se recuperaría y hoy se encuentra activo, dispuesto a seguir apoyando a los ciudadanos.
“No podemos dejar abandonada a  la población”, comenta. El sereno Ramirez, así como todos los serenos del país, también fueron y son ejemplo de solidaridad, respeto y responsabilidad durante estos tiempos difíciles.

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