El sacerdote de la Diócesis de Chimbote recorre los hospitales para llevar sacramentos a los afectados por la pandemia."Tengo miedo, es cierto, pero la oración, la escucha de la palabra y la unción que me ha regalado el obispo, me dan valor", dijo.
Cada semana, el sacerdote Sandro Requejo Morales deja de lado su sotana para colocarse un traje de bioseguridad y brindar contención espiritual a los pacientes contagiados con el nuevo coronavirus que se encuentran internados en el Hospital Regional Eleazar Guzmán Barrón de Nuevo Chimbote, en la región Áncash.
El cura de la Diócesis de Chimbote recorre los pasillos de este hospital en busca de pacientes que se encuentren afligidos por la enfermedad para brindarles sacramentos como la unción de los enfermos y la eucaristía.
Requejo Morales, conocido también como el capellán COVID-19, reconoce que tiene miedo a contagiarse, pero asegura que la oración y su fe en Dios le da el valor para ayudar a las personas afectadas por la pandemia y dar un mensaje de aliento al personal de salud.
“Agradezco poder servir en la Diócesis de Chimbote a todos los enfermos con la COVID-19. Tengo miedo, es cierto, pero la oración, la escucha de la palabra y la unción que me ha regalado el obispo, me da el valor que no tengo para poder ir a todo lugar y ayudar espiritualmente a los pacientes”, expresó Requejo.
El Hospital Regional Eleazar Guzmán, principal centro de atención del nuevo coronavirus en la costa de Áncash, tiene internados a 66 pacientes en su módulo de atención temporal y nueve en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).
A la fecha, según la sala situacional del Ministerio de Salud (Minsa), la región Áncash tiene registrados 31,588 casos positivos y 1531 fallecimientos a causa de la COVID-19.
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