Las matronas cusqueñas, en conmemoración a la última cena de Jesús con sus discípulos, preparan el Viernes Santo, doce potajes, entre salados y dulces.
El Perú es uno de los destinos turísticos preferidos por su gastronomía a nivel mundial y las regiones ubicadas a lo largo de la costa, sierra y selva, tienen lo suyo. Estas se demuestran sobre todo en fechas especiales como la Semana Santa, ocasión donde se aprecia la rica variedad y el sabor de sus potajes.
En Cusco, es tradicional, consumir el Viernes Santo los doce platos en conmemoración a la última cena de Jesús con sus discípulos. Aunque algunas familias lo preparan con ocasión del Jueves Santo.
Los potajes que se cocinan en esta fecha se dividen en seis, entre salados y dulces, según testimonio de las matronas cusqueñas; algunos de ellos son la 'qolla lawa', o crema de maíz verde (choclo), el chupe de viernes con arroz, machas, choros, huevera, leche, habas, queso, etc.
En algunas familias, las amas de casa optan por el chupe de lizas o la sopa de calabaza. Aunque lo real, es que se tienen que preparar tres tipos de sopas.
Entre los platos de fondo o segundos, se prepara un plato en base a pescado, puede ser un saltadito de bacalao, de atún o pescado frito; el kapchi de habas con zeta y un tercero, puede ser el guiso de zapallo, con tarwi, llullucha y arroz.
Luego vienen los postres como el guisado con durazno y manzanas; el arroz con leche y la mazamorra de chancaca, que se prepara con harina, leche y chancaca.
Finalmente a la lista se agregan pastelillos como son las empanadas, las condesas, los suspiros, los bizcochuelos, el pan jurka o pan torta y el pan costra.
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