Hombre procedente de la provincia de Paucartambo carga en una lliclla a su bebé de dos años, pues no tiene con quién dejarlo en su casa. Él sueña con ver a su hijo convertido en un gran profesional.
Una lliclla (manta tejida) y una mochila para poner pañales, son las herramientas que Wilfredo Nina Huisa (35), lleva consigo desde hace un año para salir a las calles a trabajar y sacar adelante a su pequeño Alexander de dos años.
El hombre procedente de la provincia cusqueña de Paucartambo, lucha contra la pobreza y los estereotipos de una sociedad a la que aún le parece extraño ver a un varón asumir el rol que usualmente toman las mujeres.
“La mamá de mi hijo nos abandonó hace un año… Mi pequeñito no me suelta, por eso aprendí el papel de las mamitas. Como padre, yo sé a qué hora tiene hambre, a qué hora tiene sed. Yo valoro a las señoras que tienen hijos, no a las que los abandonan”, dijo.
Padre soltero
El ser un padre soltero no es fácil para Wilfredo, a veces consigue trabajos eventuales por las mañanas y no tiene con quién dejar a su hijo, él cuenta que usualmente su hermana lo ayuda, pero en otras ocasiones solo le queda llevarse al bebé.
Muchas personas lo han visto en las calles y en los vehículos de transporte público vendiendo golosinas. Unos le ayudan, otros piensan que Wilfredo se aprovecha del pequeño para lograr más ventas, algunos, incluso, imaginan que se trata de un secuestrador.
“No solo las madres tienen la oportunidad de criar solas a sus hijos. Desde que me ha botado su mamá, yo no tengo vergüenza para caminar en la calle cargando a mi hijo… Hay muchos hombres como yo que trabajan para cuidar a sus hijos aquí en Cusco”, mencionó.
Wilfredo dice que a pesar de los prejuicios, continuará saliendo a las calles a trabajar para así cumplir su sueño, ayudar a su pequeño a ser un gran profesional, un guía de turismo o un general del ejército.
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