Escombros, montículos de tierra y diques dañados encontró RPP Noticias durante su recorrido a Catacaos.
A medio año del desborde del río Piura, RPP Noticias recorrió los lugares que fueron inundados como Cocos del Chipe, Catacaos, Castilla, Pedregal Chico y los albergues – campamentos que son ahora el hogar de miles de familias damnificadas.
A la altura del centro poblado Pedregal Chico, todavía se evidencia un devastador panorama. Los pobladores viven todavía entre casas destruidas, escombros y montículos de tierra acumuladas en la calle.
Muchos han preferido irse de este lugar y formar nueva vida, junto a los centenares de damnificados que se han asentado en parte del desierto de Sechura. Quienes se quedaron, viven con temor, porque el dique sigue abierto. A la falta de recuperación en la ciudad se suma la necesidad de agua potable y de alcantarillado que colapsaron el pasado 27 de marzo.
En los albergues San Pablo y Santa Rosa, donde miles se han posicionado para empezar de nuevo, lo logrado hasta el momento es terreno. La comunidad de Catacaos ya les asignó su lugar a cada uno, pero no pueden llegar por la falta de acondicionamientos de vías, promesa también incumplida por las mismas autoridades que hasta el momento les hablan de rehabilitación y reconstrucción pero que no ven ni una obra puesta en marcha.
Cristóbal Timaná, dirigente de las familias en los albergues, dijo que este lunes viajarán a Lima y esperan ser recibidos por el ministro de Vivienda, para pedirle que los módulos definitivos que anunció no se construyan en dónde el Gobierno tiene planeado, que es en la parte noroeste de la ciudad de Piura, sino que sea en este terreno que ya les entregó la comunidad.
“No nos vamos a ir de este lugar que está a más de 30 kilómetros de las casas que construirán. Acá trabajamos en nuestras chacras y tenemos nuestros animales. El Gobierno tiene que considerar que las viviendas prometidas para nosotros deben estar cerca de nosotros”, declaró.
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