El excongresista vio de cerca la muerte y abandona la clínica con una fe y las ganas de vivir renovadas, asegura.
La tarde de este martes, el exlegislador del PPC, Alberto Beingolea, abandonó la clínica donde estaba internado tras el accidente de tránsito entre un taxi y un ómnibus en Surco donde resultó herido y en el que falleció el rector de la Universidad de Sipán.
Al salir dijo a la prensa que aún no era su hora de morir. "Dios sabe por qué hace las cosas. Me voy con tres costillas rotas y con un montón de arañazos, pero no era el momento".
"Recuerdo hasta el instante previo pero no recuerdo nada más. Mi último recuerdo es haber visto a un bus parado, el chofer no hizo ni el amago de frenar, no sé si llegué a decírselo, oye frena...", comentó en entrevista con RPP Noticias.
Testimonio. Estuvo durante cinco días en una clínica local. Agradeció el cariño que le ha dado la gente y que tiene palabras de agradecimiento por la solidaridad y preocupación mostrada.
"Mi primer recuerdo era una chica que me hablaba, que le dé mi número de teléfono para llamar a mis familiares. Yo siempre sentí ayuda, colaboración, espíritu solidario", dijo.
Mensajes. También pidió que oren por los otros dos pasajeros del taxi que resultaron heridos y que están recuperándose: Jean Paul Blume y Martín Estrada.
"Ellos están fuera de peligro, pero todavía están internados. Lamentamos el fallecimiento de Roger Pingo Jara, rector de la Universidad Señor de Sipán de Lambayeque", comentó.
Pingo Jara, el rector, fue como copiloto del auto Chery de placa C4H-172 que chocó con un bus que iba en la ruta Villa El Salvador a Carabayllo.
"Estoy apenado y dolido por la partida de mi amigo Robert Pingo. Todo se cura. Las costillas van a sellarse y las heridas van a sanarse pero el dolor de la pérdida de mi amigo va a permanecer", comentó.
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