La ex ministra de Educación dijo que la información de padres a hijos no es suficiente, pues esta también puede tener sesgos sexistas.
Reapareció para rescatar del olvido la propuesta de implementar la educación sexual en los colegios. La ministra de Educación, Marilú Martens, explicó que la enseñanza e información que pueden impartir los padres a los hijos es insuficiente y susceptible de contener prejuicios o sesgos discriminatorios. Por ello, destacó la importancia de incluir el curso en la currícula estudiantil.
“Cuando afirmamos que la educación familiar es suficiente, demostramos que no sabemos que, como padres, también somos falibles de albergar ideas y comportamientos sexistas. Está demostrado que los sesgos que impulsan estas ideas se forman desde nuestros primeros años, mientras absorbemos como esponjas todo en nuestro entorno”, expresó Martens en un artículo de opinión publicado este domingo en el diario El Comercio.
Expuso beneficios. En su texto, la ex integrante del Ejecutivo precisó que puede haber “discriminación inconsciente” en casa, así como también se evidenció en algunos casos denunciados contra “académicos de las instituciones más prestigiosas del mundo y hasta en las organizaciones que trabajan a favor de la igualdad de género”.
Señaló que “reconocer estos sesgos no nos hace peores padres o personas” y que “ellos y nosotros somos producto de una educación que reforzó estos sesgos y nos hizo incapaces de identificar y condenar esta discriminación”. También indicó que es necesario conocer los orígenes y los mecanismos de la desigualdad entre hombres y mujeres, además de aprender a distinguir entre sexo y género a fin de erradicar situaciones injustas como la asignación de roles.
De otro lado, consideró dañina la resistencia de algunos padres y organizaciones a reconocer la necesidad de una educación sexual en las aulas. “Podremos seguir condenando la violencia de género en nuestras redes sociales, declaraciones públicas y conversaciones privadas, pero la seguiremos albergando en nuestra sociedad y en nuestros hogares. Para que esta vez sea diferente, querámoslo de verdad. Sin ‘peros’”.
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