El incremento de la demanda interna y las exportaciones de quinua han llevado al encarecimiento del cereal, excluyendo a los sectores más pobres del consumo de este grano andino altamente nutritivo.
La quinua está de moda. En todo el mundo se habla del alto valor nutritivo de este grano andino al que no se duda en calificar como un superalimento. LA FAO ha dicho que este cereal puede desempeñar un papel fundamental en la erradicación del hambre mundial, por tratarse de un alimento natural, sano y fácil de producir.
Sin embargo, a la par del boom que ha llevado a la quinua a estar cada vez más presente en las mesas de restaurantes europeos y estadounidenses, así como a su posicionamiento como el alimento básico de los astronautas de la NASA, también se ha convertido en un producto prácticamente inaccesible para las poblaciones más pobres de los países de origen, debido a su alto costo en el mercado.
El diario El País de España realizó una nota en la que aborda esta problemática. En ella se explica que en Perú y Bolivia, por ejemplo, los dos principales productores de quinua en el mundo, y donde se consume el cereal desde épocas prehispanicas, se tiene muy claro que el éxito mundial del grano no es necesariamente una buena noticia para los consumidores locales.
En el caso del Perú, el incremento de la demanda interna y las exportaciones de quinua han llevado a que actualmente se pague S/.10 por kilo en promedio. Un precio que hace imposible el acceso a este producto a los sectores más pobres del país.
Recientemente una especialista en nutrición de la red de salud de la provincia de San Román, en Puno, lamentó el ostensible incremento del precio del grano andino, en una zona en la que las estadísticas señalan que existe una desnutrición crónica del 13,1 %.
Una situación similar se vive en las calles de La Paz, Bolivia, donde con frecuencia se escuchan quejas sobre el encarecimiento del cereal. Hace diez años un kilo de quinua se vendía a 0.16 centavos de dólar y hoy se ofrece a 10 veces más ese precio, aproximadamente un dólar con 0.15 centavos.
Como es de esperar los consumidores de estos países andinos optan por alimentos más baratos, pero también menos nutritivos. Incluso, algunos productores bolivianos reconocen que utilizan los ingresos de la venta de quinua para comprar fideos, arroz y conservas que son más fáciles de preparar y consumir.
Actualmente, el consumo per cápita de quinua en el país altiplánico es solo de 1,2 kilos por año.
Otro problema adicional, es que el incremento de la demanda de la quinua en el mundo, está estimulando un apetito comercial creciente en naciones con mayores ventajas agrícolas y tecnológicas que los cultivadores andinos.
Varios países considerados potencias agrícolas, ya han saltado a la palestra, entre ellos: Estados Unidos, Canadá, China, Dinamarca, India y Australia.
Ante este escenario, el reto de los agricultores andinos es mantener cultivos sustentables y desarrollar variedades de semillas y tecnologías que permitan cultivarla de manera moderna y más competitiva. Especialmente a la luz de una competencia internacional más dura.
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