Por primera vez, el premio Nobel de Literatura se refiere al caso Odebrecht y al expresidente Alejandro Toledo, a quien apoyó decididamente años atrás.
Luego de la tercera re-reelección de Alberto Fujimori, en el año 2000, Mario Vargas Llosa fue una de las personalidades que contribuyó con la Marcha de los Cuatro Suyos contra el régimen que buscaba perennizarse.
Diecisiete años después, el ideólogo de la manifestación, Alejandro Toledo, tiene orden de captura internacional y si vuelve al Perú tendrá que enfrentar un proceso en la cárcel por presuntamente haber recibido sobornos de Odebrecht.
El Nobel de Literatura 2010, en su columna Piedra de Toque que publicó el diario El País, emitió opinión sobre el tema. "Me apena mucho el caso de Toledo porque, como ha recordado Gustavo Gorriti, encabezó con gran carisma y valentía la formidable movilización popular en el Perú contra la dictadura asesina y cleptómana de Fujimori y fue un elemento fundamental en su desplome", escribió.
Anécdota de los 2000. Recordó, en diferentes pasajes, que sus hijos Gonzalo y Álvaro también tuvieron participación cercana y activa, incluso con grandes aportes económicos. "Mi hijo Álvaro dejó todos sus trabajos para apoyar a tiempo completo la movilización por la democracia". Pero fue él quien ya había advertido algún movimiento extraño respecto de Josef Maiman y un deseo particular, por este motivo dejó de ser colaborador de Toledo.

"Alegó que había oído, en una reunión de Toledo con amigos empresarios, algo que lo alarmó sobremanera: Josef Maiman, el expotentado israelí, dijo que quería comprar una refinería que era del Estado y un canal de televisión. Cuando ocurrió aquello, pensé que la susceptibilidad de Álvaro era exagerada e injusta y hasta tuvimos un distanciamiento. Ahora, me excuso con él y alabo sus sospechas y olfato justiciero", dijo.
Le pide volver. Vargas Llosa dijo esperar que el expresidente "regrese al Perú motu propio o lo regresen y sea juzgado imparcialmente". El literato y excandidato presidencial a las elecciones de 1990, que perdió en segunda vuelta precisamente ante Fujimori, considera que existen las garantías que otorga un Estado constitucional y democrático para procesar a los acusados.
"Y si es encontrado culpable, que pague por sus robos y la enorme traición que habría perpetrado con los millones de peruanos que votamos por él y lo seguimos en su campaña", prosigue. Asegura que durante los fríos días del invierno limeño, en el 2000, cuando tenían comunicación constante, le pareció un hombre sincero y honesto.
Pese a las acusaciones por corrupción calificó su gobierno de "bastante bueno" por mantener las libertades públicas, de prensa y una política económica de apertura para las inversiones. Aunque pidió que haya el mayor de los castigos para los responsables de este caso en el Perú y en toda América.

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