La jornada electoral mostró la desconexión entre la política que se practica en el Congreso y las expectativas de la población.
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Al término de varias semanas de confrontaciones políticas y de dudas sobre la lucha contra la corrupción, los ciudadanos han enviado un mensaje claro sobre lo que esperan de sus dirigentes.
Una masiva participación electoral ha permitido renovar las autoridades de 196 alcaldías provinciales y 1,874 alcaldías distritales. Y ahora, la segunda vuelta de las elecciones regionales coincidirá con un referéndum sobre la reforma judicial y política, el próximo 9 de diciembre.
Una conclusión patente de la jornada electoral es la desconexión entre la política que se practica en el Congreso y las expectativas de la población. No es por casualidad que ese poder del Estado cuenta con una aprobación que se halla en su más bajo nivel histórico.
Los dos partidos que pasaron a la segunda vuelta en las elecciones generales del 2016 han obtenido resultados paupérrimos. Fuerza Popular no ha ganado en ningún distrito de Lima, ninguna capital provincial y no disputará con sus colores ningún gobierno regional.
En Lima, el fujimorismo, mayoritario en el Congreso, ha obtenido una votación cercana a la del extravagante FREPAP, cuyo fundador prometió que resucitaría el tercer día después de su muerte. Tampoco Peruanos por el Kambio, PPK, ha logrado superar porcentajes que se cuentan con los dedos de una mano.
Y en Lima, su candidato Jorge Villacorta, con menos de 0.5% figura último. El APRA no fue siquiera capaz de presentar un candidato en Lima y sus resultados en provincias confirman la grave crisis que atraviesa el más antiguo partido político peruano vigente.
Por otro lado, el segundo partido más antiguo, Acción Popular ha obtenido con Jorge Muñoz una rutilante victoria en Lima. Abrumados por la corrupción, el canibalismo político y la retórica vacía, los electores encontraron en Muñoz un hombre de pocas palabras y un ejecutor eficiente, que al cabo de una larga trayectoria en el servicio público carece de cuestionamientos éticos.
El mérito de su victoria es tanto mayor que su campaña no contó con los recursos económicos que sí tuvieron otros. Acción Popular ha tenido también buenos resultados en varios distritos de Lima, en regiones y disputará la segunda vuelta en Cajamarca, región convertida por la mala gestión de sus autoridades y el bloqueo de algunos proyectos mineros en una de las más pobres de nuestro país.
También Alianza para el Progreso, APP, registra buenos resultados en algunos distritos de Lima, provincias y en dos regiones, La Libertad y Ucayali. Disputará la segunda vuelta en Pasco, Apurímac, Cajamarca, Madre de Dios, San Martín y Lima provincias. Las diferentes izquierdas, cada más alejadas de la realidad del mundo contemporáneo, pagan en las urnas la vaguedad de sus propuestas y su obsesión por una supuesta refundación de nuestra República.
Pese a todo, persiste la fuerte tendencia a la fragmentación política y a constituir movimientos locales sin articulación con la política nacional. Tal es el caso en algunos distritos de Lima, pero también en provincias y regiones.
Debemos sacar lecciones. Una de ellas tiene que ver con la prohibición, en plena época digital, de publicar encuestas eclectorales durante la última semana. Las redes sociales juegan un papel cada vez más importante, permitiendo mayor transparencia, la participación de jóvenes y el surgimiento de nuevos liderazgos.
Otra reforma necesaria tiene que ver con el plazo para tachas y exclusiones. En Puno, Walter Aduviri, dos veces condenado, fue autorizado por el Jurado Electoral 24 horas antes del día electoral.
Si nuestros partidos son precarios y nuestra democracia débil, necesitamos reglas claras y con más radicalidad que nunca una Justicia rigurosa, independiente y previsible.
Las cosas como son
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