El último garante de nuestra constitución ha resuelto suspender “cualquier efecto que pudiera derivarse de la decisión del Poder Ejecutivo de interpretar como denegada la confianza a la que se refiere el acta del Consejo de Ministros” de la semana pasada.
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De manera rápida, argumentada y unánime el Tribunal Constitucional ha concedido ayer una medida cautelar que pone fin a una arbitrariedad pretendida por el Ejecutivo. El último garante de nuestra Constitución ha resuelto suspender “cualquier efecto que pudiera derivarse de la decisión del Poder Ejecutivo de interpretar como denegada la confianza a la que se refiere el acta del Consejo de Ministros” de la semana pasada.
Esta decisión contradice explícitamente lo que había adelantado el expremier Aníbal Torres y firmado por todos los ministros con excepción de Dina Boluarte. El tema es importante porque si la interpretación del Ejecutivo fuera legal, haría falta solo una denegatoria más para que Pedro Castillo pueda disolver constitucionalmente el Congreso. Y esa posibilidad se ofrecerá sin duda cuando Betssy Chávez se presente ante el Pleno para exponer la política general de su gabinete y solicitar la confianza.
La decisión del Tribunal Constitucional restablece el cauce institucional de nuestra democracia y contribuye a clarificar un panorama político confuso e incierto. Como estaba previsto, la moción de vacancia fue admitida ayer, pero nada permite prever que pueda obtener el número requerido de votos para hacerse efectiva. Y el informe preliminar de la OEA contiene afirmaciones y ausencias decepcionantes.
Entre los “hallazgos” se afirma que existe en nuestro país “sobre libertad de expresión” y que los medios tienen libertad para informar sin censura. El documento de nueve páginas omite toda referencia a la denuncia presentada por la fiscal de la Nación, pese a que Patricia Benavides se reunió con los miembros del Grupo de Alto Nivel.
La debilidad del diagnóstico quita fuerza a las recomendaciones de la OEA que se concretizan en el pedido de una “tregua política”. Por ese camino incierto, solo faltaría que nos recomienden también una tregua judicial.
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