Adrianzén sabe que más le vale buscar alguna forma de entendimiento con la mayoría parlamentaria, puesto que el 2015 se vio obligado a renunciar a su cargo de ministro de Justicia, para evitar ser censurado por el Congreso.
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La presidenta Dina Boluarte ha nombrado al tercer presidente del consejo de ministros de su mandato: el abogado Gustavo Adrianzén. Adrianzén venía desempeñándose como Representante del Perú ante la OEA con sede en Washington. Adrianzén tendrá que llenar el vacío dejado por Alberto Otárola quien se vio forzado a presentar su renuncia ante la revelación de audios que pusieron en duda la corrección de algunos nombramientos. Otárola fue abogado de Dina Boluarte, antes de que la ex vicepresidenta asumiera la sucesión constitucional después del intento de Golpe de Estado de Pedro Castillo. El trabajo de Adrianzén ante la OEA incluía la defensa del Estado peruano ante los cuestionamientos por las muertes causadas por las fuerzas del orden en el marco de las protestas que se registraron después de la salida de Pedro Castillo. En los últimos tiempos, Adrianzén tuvo que defender también el indulto concedido a Alberto Fujimori. La primera decisión de Adrianzén ha sido dejar el gabinete tal como estaba constituido bajo Otárola, puesto que no ha procedido a ningún cambio de ministro. La segunda ha sido anunciar que dialogará con las bancadas para explicar la política de su gobierno. Adrianzén sabe que más le vale buscar alguna forma de entendimiento con la mayoría parlamentaria, puesto que el 2015 se vio obligado a renunciar a su cargo de ministro de Justicia, para evitar ser censurado por el Congreso, que le reprochaba ejercer presión sobre la procuradora Julia Príncipe. Eran los tiempos de Ollanta Humala, después de los cuales comenzó a aplicarse la vacancia presidencial, lo que no ha hecho sino acentuar la inestabilidad política y profundizar la pérdida de confianza en la democracia. El premierato de Adrianzén se inicia bajo ciertos signos de recuperación económica. Pero la opinión pública espera del gobierno que sea eficaz en la lucha contra la delincuencia y la corrupción. Para eso se necesita una Policía eficiente y un sistema judicial por encima de toda sospecha. Al Perú le haría bien que la experiencia jurídica y diplomática de Adrianzén le permitan elevar las bajísimas tasas de aprobación que nos dejó Otárola.
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