La leche que no es leche ha despertado el debate de la alimentación saludable. ¿Saben los peruanos qué consumen cuando comen productos envasados, en cajas, en bolsas o en latas?
Ignorar lo que contiene un paquete de galletas, una botella con gaseosa o una caja de leche es dañino para la salud. En especial si se desconoce la cantidad de grasas, azúcares y sales que tienen estos productos.
Su consumo excesivo dirige a una mala alimentación. Ello puede generar cuatro condiciones o enfermedades principales que afectan el desarrollo de los peruanos:
● Sobrepeso: 62% de mujeres y 53% de hombres sufre de exceso de peso según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esto hace a Perú el cuarto país de América Latina en obesidad entre mujeres.
● Obesidad: 25% de mujeres y 15% de hombres padece de obesidad. Además, se calcula que dos millones tiene diabetes.
● Desnutrición crónica: 13% de niños menores de 5 años presenta desnutrición crónica. Esta cifra ha disminuido desde el año 2012 (18%), de acuerdo a la ENDES 2016.
● Anemia: 33% de niños menores de 5 años padecen de anemia, proporción que se mantiene desde el 2012, según la ENDES 2016. Al reducir la edad a menores de 3 años, aumenta a 60%.
Perú es uno de los países en América Latina que más ha crecido en consumo de alimentos y bebidas no saludables, según la Organización Panamericana de la Salud (ver gráfico). Entre el 2000 y 2013, las ventas aumentaron un 107%. Solo fue superado por Bolivia (130%) y Uruguay (146%).
La ley peruana exige que los empaques de los productos industrializados tengan el detalle de sus ingredientes y cantidades. Sin embargo, los ingredientes con términos técnicos son incomprensibles. También lo son las cantidades expresadas sin decir cuánto es el máximo a consumir. ¿Cómo se sabría si cinco o veinte gramos de un ingrediente es saludable?
Otro factor es el uso de imágenes reales de animales, frutas o verduras en el envase. Promocionan un alimento o bebida cuyo origen no es real (puede contener colorantes o productos procesados) y suelen ignorar que el producto también contiene grasas, azúcares y sales.
También confunde al consumidor la publicidad de la comida industrializada que incluye actividades recreativas, platos de alimentos o figuras reconocidas. Todo lo cual ha integrado estos productos a la rutina diaria y los ha vuelto objetos de deseo de los consumidores.
¿Deben existir normas legales para regular la publicidad y el etiquetado de los productos? En Perú existe la Ley de Alimentación Saludable (LAS) desde el 2013 que obliga a modificar el etiquetado de los productos. Además, regula la publicidad dirigida a menores de 16 años y promueve la alimentación saludable en mensajes publicitarios y escuelas.
Sin embargo, cuatro años después de su aprobación, la LAS recién entrará en vigencia en diciembre del 2017. El Gobierno publicó su reglamento en junio del mismo año. Este establece que:
● Las etiquetas y anuncios publicitarios de bebidas y alimentos procesados (en televisión, radio, impreso, internet o vía pública) deben contener advertencias si es que su contenido de sal, azúcar, grasas saturadas o grasas-trans supera lo establecido por el reglamento.
● La publicidad dirigida a menores de 16 años no debe incentivar el consumo de productos no saludables (lo son cuando su contenido supera los límites del reglamento), ni generar expectativas de beneficios nutricionales, regalos o premios, popularidad, o pérdida de peso y fuerza. Tampoco puede usar a personajes admirados (ficticios o reales) para motivar el consumo o adquisición del producto.
● Promoción de alimentación saludable a través de quioscos, comedores o cafeterías escolares que vendan alimentos y bebidas saludables.
La publicación de este reglamento abre el debate entre la industria alimentaria (alimentos procesados) y los nutricionistas u organizaciones de salud. De hecho, ambos sectores no están de acuerdo en ningún aspecto de la ley.
En principio, para la industria, la ley y su reglamento solo se ocupan de los alimentos procesados, cuando el problema recae también en comida rápida (o chatarra) y restaurantes. “Nosotros solo representamos el 10% de la dieta diaria del peruano”, señala Alejandro Daly, presidente del Comité de Alimentos y Bebidas de la Sociedad Nacional de Industrias (SNI).
“No se puede negar que la industria alimentaria y la comida chatarra juegan un rol importante en las enfermedad por mala alimentación”, señala Crisólogo Cáceres, presidente de la Asociación Peruana del Consumidor (Aspec). De hecho, Perú es el país en la región con más compras de comida rápida por persona. Un peruano compra 32 veces al año. Sin embargo, se ubica muy por debajo de países como Canadá y Estados Unidos, que compran 121 y 135 veces, respectivamente.
¿Etiquetado agresivo y publicidad regulada?
El reglamento de la LAS abarca el etiquetado y la publicidad del producto. En principio, las etiquetas de los productos ultraprocesados deberán llevar una advertencia en la parte frontal donde se lea de forma clara que exceden los límites de azúcar, grasas o sal.
● Para alimentos sólidos, por cada 100 gramos, un producto será catalogado como “alto” si iguala o supera los 800 miligramos de sal, los 22.5 gramos de azúcar y los 6 gramos de grasas saturadas.
● Para bebidas, por cada 100 mililitros, un producto será catalogado como “alto” si iguala o supera los 100 miligramos de sal, 6 gramos de azúcar y 3 gramos de grasas saturadas.
Sin embargo, la industria está en contra de catalogar productos por su cantidad en estos ingredientes. Lo que proponen es la Guía Diaria de Alimentos (GDA). Con ello, se coloca en las etiquetas el aporte nutricional de calorías, azúcar, grasas y sodio. También el porcentaje que esto representa de la dieta recomendada para una persona.
“Proponemos al Minsa hacer campañas de educación al consumidor para entender las GDA”, señala César Luza, Presidente de la Asociación de Bebidas y Refrescos Sin Alcohol del Perú.
No obstante, para el Instituto Nacional de Salud (INS), la Aspec y la OMS, las GDA no son el etiquetado más amigable. En el debate, propone dos óptimas alternativas para la realidad peruana:
● Sello negro: con advertencia de alto contenido en grasa, azúcar o sal, impreso en las etiquetas (utilizado en Chile).
● Semáforo nutricional: que señala niveles de alto, medio y bajo de los mismos insumos, impresos en las etiquetas (utilizado en Ecuador).
Los límites del reglamento peruano copian los de Chile, lo que contradice a la LAS del 2013, que incluía los parámetros de la OMS. Los considerados en el reglamento peruano son más flexibles que lo recomendado por la OMS, que son menos del doble en todos los insumos.
Tras la publicación del reglamento, la comisión de Defensa del Consumidor del Congreso de la República y la industria alimentaria cuestionan esta elección. Los parámetros de Chile se basan en indicadores de consumo de los chilenos. Por ello, debería evaluarse la dieta peruana para determinar cuánta sal, azúcar o grasa se puede ingerir.
“La ley de alimentos en Chile ha funcionado. La OMS tiene niveles aspiracionales. Hay productos que no podrían ser catalogados con esos parámetros” aseguró la ministra de salud Patricia García ante la Comisión de Defensa del Consumidor y Organismos Reguladores de los Servicios Públicos.
Por consiguiente, queda abierto el debate sobre la forma del etiquetado y los límites considerados. La decisión será publicada en el “Manual de advertencias publicitarias” elaborado por expertos.
“Lo principal es que el consumidor tenga más información sobre lo que compra”, afirma Crisólogo Cáceres. De hecho, 67% de peruanos afirma que es probable que deje de consumir un producto si dijera que excede los límites de grasa, azúcar o sal, según la encuesta del Instituto Integración.
En el caso de la publicidad, la industria considera que la autorregulación que existe en Perú es suficiente. Sin embargo, el 66% de la publicidad transmitida en programas infantiles es de alimentos y bebidas no saludables. “Hay niños de dos años que no saben leer pero reconocen los logos de alimentos chatarra” advierte Crisólogo Cáceres.
Nutricionistas del INS indican que regular la publicidad es una buena manera de reducir el consumo de los alimentos ultraprocesados (ver gráfico). En conjunto con una campaña de educación que promueva la actividad física y un estilo de vida saludable. Con toda la información disponible y clara, la decisión final para una buena alimentación queda en manos del consumidor.
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Redacción: Fabrizio Ricalde y Cristina Moreno. Investigación: Maria Isabel Deza. Realización audiovisual: Suny Sime.
Ficha técnica: Encuesta Nacional Urbana elaborada por Instituto Integración. Trabajo de campo realizado por IPSOS Perú. Muestra: 2218 personas mayores de 18 años de todos los NSE residentes en las principales ciudades de 18 regiones del Perú. Fecha de aplicación: noviembre 2016. Margen de error: +/- 2.1%.
Agradecimientos: Crisólogo Cáceres, presidente de la Asociación Peruana de Consumidores y Usuarios (Aspec); César Domínguez, Rocío Valenzuela y Guillermo Gómez, nutricionistas del Instituto Nacional de Salud (INS); César Luza, presidente de la Asociación de Bebidas y Refrescos sin Alcohol del Perú (Abresa); Alejandro Daly, presidente del Comité de Alimentos y Bebidas de la Sociedad Nacional de Industrias (SNI); Ana Maguiña, representante del Colegio de Nutricionistas y Miguel Malo, representante de la Organización Panamericana de Salud (OPS).
Nota: El Ministerio de Salud no aceptó realizar una entrevista antes de la publicación de este informe.
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