El ingeniero neerlandés Lou Ottens, responsable de crear la cinta de casete, falleció el sábado a los 94 años en la ciudad de Duizel.
Un de los formatos que marcó la adolescencia de millones de personas durante la última parte del siglo pasado ha sido, por lejos, la cinta magnetofónica. El querido cassette ha sido esencial en nuestras mochilas, y el responsable de darnos este formato de compañía nos ha dejado el sábado. Lou Ottens ha muerto.
Este ingeniero neerlandés fue el responsable de dirigir el proyecto del cassette en Hasselt, una submarca de Philips. El invento consistía en una carcasa de plástico que contenía dos carretes que sujetaban la cinta magnetofónica y permitían un movimiento fluido para la reproducción del contenido, obteniendo una velocidad óptima de 4,76cm por segundo para una ejecución fiel del contenido. Al terminar el paso de un carrete, se retiraba el cartucho para ponerlo del lado contrario. Así nacieron el “Lado A” y el “Lado B” en los cassettes.
“Nuestro objetivo era hacer una grabadora de bolsillo, y el invento debía caber en el bolsillo lateral de mi chaqueta”, explicó Ottens. “Hice un bloque de madera que encajaba en mi bolsillo, y seguimos ese modelo”.
Tras su presentación en la edición 1963 del IFA de Berlín, la cinta comenzó su producción masiva un año después y ganó el interés de los estadounidenses en 1969 con un catálogo asegurado junto a Mercury Records Company.
“El grupo de ingenieros que llegué a dirigir a finales de la década de 1950 y principios de la de 1960, estaba formado en su mayoría por jóvenes con experiencia en el diseño o fabricación de equipos de grabación y reproducción de discos, divididos en grupos y con sede en Eindhoven” mencionó Ottens en una entrevista. “Era un grupo mixto de origen belga y holandés. Tuvimos la suerte de poder recurrir siempre al conocimiento disponible en los laboratorios y fábricas del centro de investigación de Eindhoven, que estaba a cincuenta kilómetros. No estoy seguro de cómo de grande era el equipo... Tal vez en total 40 personas”.
Desde ahí, el formato comenzó a ganar protagonismo. En 1971, comenzaron las pruebas con dióxido de cromo para mejorar la reducción de ruido. Tres años después, la gigante Maxell lanzó el formato de cassette en blanco para permitir el registro de audio desde fuentes externas o copias de álbumes en equipos integrados. Con la llegada del Walkman en 1979, el cassette derribó toda frontera de uso.
Tras la popularidad de formatos como el CD y el mp3, ambos reemplazados a su vez por el streaming de música, el casete se convirtió en un ícono de nuestros tiempos. Sin embargo, ha tenido momentos de revival durante la primera mitad de la década pasada, cuando las producciones “Guardianes de la Galaxia” y “Stranger Things” comenzaron a ofrecer su banda sonora en casete.
En 2019, una fábrica francesa comenzó a producir nuevamente el formato en un arrebato de nostalgia. Hoy, la cinta es un artículo de colección casi irreproducible en equipos de sonido mordernos.
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