Investigadores descubrieron que el problema se debe al aumento de un tercio en la cantidad de gas metano que se filtra en la capa de hielo no derretida del Ártico.
Científicos han registrado un aumento de un tercio en la cantidad del gas metano que se filtra en la capa subterránea de hielo permanente (permahielo) del Ártico en los últimos cinco años, lo que podría resultar en un incremento de 10 grados de la temperatura media de la zona para el año 2100.
Este descubrimiento, llevado a cabo por científicos de la Universidad de Edimburgo y publicado en la revista Science, es fruto de varias investigaciones realizadas en los últimos años en la zona Ártica que apuntaban a que el permahielo se estaba derritiendo y liberaba metano en grandes cantidades.
La capa de hielo todavía no derretida encierra billones de toneladas de metano, un gas invernadero mucho más dañino que el dióxido de carbono, lo que ha llevado a muchos científicos a describir el derretimiento del permahielo del Ártico como una "bomba de relojería" que podría acabar con los esfuerzos por contener el cambio climático.
Se teme que el calentamiento causado por el incremento de las emisiones de metano liberará en el futuro aún más metano y someterá a la región a un ciclo autodestructivo que aumentará las temperaturas más rápidamente de lo predicho.
Según el científico Paul Palmer, que ha trabajado en este estudio, "los humedales de altas latitudes son actualmente una pequeña fuente de metano pero es muy significativo en cambio que esas emisiones vayan a aumentar en un tercio en cinco años".
Eso muestra que incluso un calentamiento relativamente pequeño puede provocar un fuerte aumento de las emisiones de metano.
Para Palmer, el cambio climático en el Ártico, donde se está desarrollando dos veces más rápido que en el resto del mundo, se explica por el reciente incremento continuado de los niveles de metano globales en la atmósfera desde 2007, tras una década de emisiones estables de este gas.
Las emisiones de metano en el Ártico se incrementaron en un 31 por ciento entre 2003 y 2007, lo que equivale a cerca de un millón adicional de toneladas de metano cada año.
El estudio también revela que la mitad de las emisiones mundiales de metano provienen de los trópicos, con 20 millones de toneladas liberadas por la selva amazónica cada año y 26 millones de toneladas generadas por la cuenca del río Congo.
Los arrozales de China y del sudeste asiático produjeron un tercio de las emisiones mundiales de metano, 33 millones de toneladas, y sólo el dos por ciento proviene de las latitudes árticas, aunque es allí donde se han registrado los mayores aumentos.
EFE
Este descubrimiento, llevado a cabo por científicos de la Universidad de Edimburgo y publicado en la revista Science, es fruto de varias investigaciones realizadas en los últimos años en la zona Ártica que apuntaban a que el permahielo se estaba derritiendo y liberaba metano en grandes cantidades.
La capa de hielo todavía no derretida encierra billones de toneladas de metano, un gas invernadero mucho más dañino que el dióxido de carbono, lo que ha llevado a muchos científicos a describir el derretimiento del permahielo del Ártico como una "bomba de relojería" que podría acabar con los esfuerzos por contener el cambio climático.
Se teme que el calentamiento causado por el incremento de las emisiones de metano liberará en el futuro aún más metano y someterá a la región a un ciclo autodestructivo que aumentará las temperaturas más rápidamente de lo predicho.
Según el científico Paul Palmer, que ha trabajado en este estudio, "los humedales de altas latitudes son actualmente una pequeña fuente de metano pero es muy significativo en cambio que esas emisiones vayan a aumentar en un tercio en cinco años".
Eso muestra que incluso un calentamiento relativamente pequeño puede provocar un fuerte aumento de las emisiones de metano.
Para Palmer, el cambio climático en el Ártico, donde se está desarrollando dos veces más rápido que en el resto del mundo, se explica por el reciente incremento continuado de los niveles de metano globales en la atmósfera desde 2007, tras una década de emisiones estables de este gas.
Las emisiones de metano en el Ártico se incrementaron en un 31 por ciento entre 2003 y 2007, lo que equivale a cerca de un millón adicional de toneladas de metano cada año.
El estudio también revela que la mitad de las emisiones mundiales de metano provienen de los trópicos, con 20 millones de toneladas liberadas por la selva amazónica cada año y 26 millones de toneladas generadas por la cuenca del río Congo.
Los arrozales de China y del sudeste asiático produjeron un tercio de las emisiones mundiales de metano, 33 millones de toneladas, y sólo el dos por ciento proviene de las latitudes árticas, aunque es allí donde se han registrado los mayores aumentos.
EFE
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