Esa sangre con efecto ´anticongelante´ ayudaba a esos animales a mantenerse en perfecto estado, debido a mutaciones en sus genes.
Los mamuts lanudos tenían un tipo de sangre que les permitía mantener su temperatura corporal en condiciones óptimas para sobrevivir a la dura climatología del Ártico, según un estudio publicado en la revista Nature Genetics.
Esa sangre con efecto "anticongelante" ayudaba a esos animales a mantenerse en perfecto estado, debido a mutaciones en sus genes que habrían permitido a la hemoglobina liberar oxígeno a temperaturas muy bajas, de acuerdo con la investigación de un equipo de científicos dirigido por Kevin Campbell, de la Universidad de Manitoga (Winniupeg, Canadá).
Los antepasados del mamut y los modernos elefantes se originaron en el África ecuatorial, según los científicos.
Los mamuts emigraron, sin embargo, hacia el norte del planeta hace entre 1,2 y 2 millones de años, justo cuando, a consecuencia del cambio climático, las temperaturas sufrieron un fuerte descenso.
El descubrimiento-efectuado por los científicos gracias al análisis del ADN de un mamut de hace 43.000 años conservado en el hielo- resulta sorprendente, ya que la otra especie, los elefantes, no se adaptaron al frío por no poseer ese tipo de sangre.
En particular, la hemoglobina, esencial para transportar el oxígeno a las distintas partes del cuerpo, se inhibe cuando las temperaturas son muy bajas.
El equipo que realizó el estudio comparó los genes de la hemoglobina en el mamut con los de los modernos elefantes africanos y asiáticos.
Los científicos descubrieron mutaciones en los genes del mamut que habrían permitido a la hemoglobina liberar oxígeno a temperaturas muy bajas.
"Hemos identificado propiedades fisiológicas de la hemoglobina del mamut lanudo que pudo haber desempeñado un papel importante en la adaptación de ese linaje de origen africano a los entornos árticos durante el pleistoceno", explican los científicos en Nature Genetics.
Los cambios son similares a los observados en otros animales de sangre caliente que viven en climas árticos, como el reno o el buey almizclero.
Según el experto británico Michi Hofreiter, de la Universidad de York, se trata del primer estudio que "reconstruye un importante rasgo evolutivo de adaptación (al medio) utilizando material de ADN antiguo".
Ese descubrimiento permitirá "construir una imagen mucho más completa de la morfología, la fisiología y las adaptaciones evolutivas de lo que sería posible con el estudio no molecular de los huesos fósiles", agregó.
EFE
Esa sangre con efecto "anticongelante" ayudaba a esos animales a mantenerse en perfecto estado, debido a mutaciones en sus genes que habrían permitido a la hemoglobina liberar oxígeno a temperaturas muy bajas, de acuerdo con la investigación de un equipo de científicos dirigido por Kevin Campbell, de la Universidad de Manitoga (Winniupeg, Canadá).
Los antepasados del mamut y los modernos elefantes se originaron en el África ecuatorial, según los científicos.
Los mamuts emigraron, sin embargo, hacia el norte del planeta hace entre 1,2 y 2 millones de años, justo cuando, a consecuencia del cambio climático, las temperaturas sufrieron un fuerte descenso.
El descubrimiento-efectuado por los científicos gracias al análisis del ADN de un mamut de hace 43.000 años conservado en el hielo- resulta sorprendente, ya que la otra especie, los elefantes, no se adaptaron al frío por no poseer ese tipo de sangre.
En particular, la hemoglobina, esencial para transportar el oxígeno a las distintas partes del cuerpo, se inhibe cuando las temperaturas son muy bajas.
El equipo que realizó el estudio comparó los genes de la hemoglobina en el mamut con los de los modernos elefantes africanos y asiáticos.
Los científicos descubrieron mutaciones en los genes del mamut que habrían permitido a la hemoglobina liberar oxígeno a temperaturas muy bajas.
"Hemos identificado propiedades fisiológicas de la hemoglobina del mamut lanudo que pudo haber desempeñado un papel importante en la adaptación de ese linaje de origen africano a los entornos árticos durante el pleistoceno", explican los científicos en Nature Genetics.
Los cambios son similares a los observados en otros animales de sangre caliente que viven en climas árticos, como el reno o el buey almizclero.
Según el experto británico Michi Hofreiter, de la Universidad de York, se trata del primer estudio que "reconstruye un importante rasgo evolutivo de adaptación (al medio) utilizando material de ADN antiguo".
Ese descubrimiento permitirá "construir una imagen mucho más completa de la morfología, la fisiología y las adaptaciones evolutivas de lo que sería posible con el estudio no molecular de los huesos fósiles", agregó.
EFE
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