Investigadores analizaron cambios en biomasa de árboles y encontraron que la tasa de crecimiento forestal disminuyó significativamente durante la sequía.
La demora en el crecimiento de la selva en la Amazonía durante una sequía podría reducir la capacidad de esa foresta para absorber carbono de la atmósfera, según una investigación que publica hoy la revista Science.
En el estudio participaron decenas de científicos, entre ellos Abel Monteagudo, del Jardín Botánico de Misuri en Pasco (Perú); Ieda Amaral y Atila Cristina Alves de Oliveira, del Instituto Nacional de Pesquisas, de Manaus (Brasil); y Gerardo Aymard, de la Universidad Nacional Experimental de los Llanos (Venezuela).
"Las junglas amazónicas son un componente clave pero poco comprendido del ciclo global del carbono", señala el artículo. "Si, como se anticipa, se secan en este siglo, podría acelerarse el cambio mediante pérdida de carbono y modificaciones en la energía de superficie".
Las junglas de crecimiento largo en la Amazonía, según el autor principal del artículo, Oliver L. Phillips, de la Universidad de Leeds, en el Reino Unido, y sus colaboradores, "almacenan 120 petagramos de carbono en su biomasa".
Un petagramo es una unidad de medida equivalente a 1.000 millones de toneladas.
Cada año, explicaron los investigadores, 18 petagramos de carbono son absorbidos de la atmósfera en la fotosíntesis y liberados en la atmósfera por la respiración.
El estudio, en el cual también participaron científicos de Bolivia, Colombia, Ecuador, Estados Unidos, Holanda, Francia y Alemania, enfatizó la capacidad que tienen estas forestas húmedas para afectar la concentración de dióxido de carbono y el clima.
Para esta investigación los científicos emplearon registros de múltiples lotes de observación en toda la Amazonía a fin de evaluar las respuestas de la jungla a la intensa sequía de 2005, a la cual describieron como "una posible analogía de acontecimientos futuros".
Los investigadores analizaron los cambios en la biomasa de árboles y encontraron que la tasa de crecimiento forestal disminuyó significativamente durante la sequía, y que ésta había matado, de manera selectiva, a los árboles de crecimiento rápido con baja densidad de madera.
Este efecto, si se repitiese en gran escala, afectaría la capacidad de la selva para regenerarse, apuntaron.
"La foresta afectada perdió biomasa, lo cual contrarrestó un sumidero de carbono a largo plazo, y los impactos mayores se observaron donde la temporada seca fue inusitadamente intensa", señala el artículo. EFE
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