La Taiwan Semiconductor Manunfacturing Company (TSMC) ha invertido 12 mil millones de dólares en la construcción de su primera planta en el estado de Arizona, la misma que debería entrar en operaciones a gran escala desde 2024.
En medio de la tensa relación entre Estados Unidos y China, el entonces presidente Donald Trump logró convencer a una de las más grandes empresas taiwanesas para que pudiese invertir en terreno estadounidense: TSMC. Un año después, la firma tecnológica ya anuncia un gran avance en la construcción de esta planta de microprocesadores, en un momento complejo para el mercado global de chipsets y que podría complicar las hojas de ruta de cientos de corporaciones a nivel global.
En palabras de CC Wei, CEO de TSMC, la construcción de la planta está “muy avanzada” y podría entrar en operaciones de gran volumen para 2024. Esta nueva fábrica sería la primera de un grupo de seis similares destinadas a satisfacer la demanda de Intel, Apple, Qualcomm y el propio ejército estadounidense.
Se proyecta que esa sede pueda tener una producción de hasta 20 mil obleas semiconductoras de 5 nanómetros cada mes y generar hasta 1600 nuevos puestos laborales en la zona.
TSMC sin problemas con el gobierno de China
El interés por la presencia de TSMC en suelo estadounidense es enorme. En noviembre pasado, funcionarios de la ciudad de Phoenix lograron reunir 205 millones de dólares para este proyecto, aunque expertos señalan que los subsidios estatales podrían inyectar una mayor suma de dinero para el despliegue de la infraestructura necesaria.
Con el inicio de operaciones en Estados Unidos, TSMC podrá evitar cualquier problema que surja en el conflicto entre Taiwán y China, un proceso de repatriación impulsado por el gobierno de Xi Jiping que podría agravar más la disponibilidad de procesadores a nivel mundial.
Además, esta migración hacia occidente mejorará las condiciones para la confección de chipsets, debido al impacto del clima en las reservas de agua en Taiwán y las decisiones del gobierno que impactan en la agricultura, en beneficio de una industria más lucrativa.
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