Un hombre malasio morirá ahorcado por tráfico de drogas. Singapur es uno de los cuatro países que mantienen la máxima condena para este tipo de delitos.
Un tribunal de Singapur ha condenado a muerte a un ciudadano malasio acusado de tráfico de drogas al término de una sesión que se desarrolló únicamente por videoconferencia en Zoom y que ya ha recibido críticas de las organizaciones defensoras de los Derechos Humanos.
El acusado, de 37 años, fue condenado el pasado viernes a morir ahorcado por su presunta implicación en el tráfico de unos 28 kilos de heroína en 2011. Fue detenido y extraditado desde Malasia en 2016, después de que dos correos de la droga le identificasen como el cerebro de la operación, según The Straits Times.
Ante el juez ha negado los hechos que se le imputaban, pero finalmente el Tribunal Supremo ha determinado que sea condenado a muerte. El magistrado, Chan Seng Onn, emitió el veredicto a través de la aplicación Zoom, una de las más populares para los contactos en plena cuarentena.
La responsable de Amnistía Internacional del trabajo sobre pena de muerte, Chiara Sangiorgio, ha afirmado en un comunicado que "ya sea a través de Zoom o en persona, una sentencia de muerte es siempre cruel e inhumana". "En un momento en que la atención mundial se centra en salvar y proteger vidas en una pandemia, la búsqueda de la pena de muerte es aún más aborrecible", ha lamentado en un comunicado.
Este caso, ha advertido Sangiorgio, "es otro recordatorio de que Singapur sigue desafiando el derecho y las normas internacionales al imponer la pena de muerte por tráfico de drogas, y como castigo obligatorio". Amnistía Internacional estima que solo cuatro países el mundo siguen ejecutando a condenados por delitos de drogas.
Europa Press
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