Desde que el iPhone X implementó el reconocimiento facial para añadir una capa de seguridad en el proceso de desbloqueo, varias marcas han replicado el sistema sin lograr las extremas medidas de seguridad del smartphone de Apple. Un simple “hack” permite el acceso libre a teléfono.
La seguridad en smartphones evoluciona. Desde el simple patrón en pantalla, la contraseña y el PIN implementado en las primeras versiones, el camino ha buscado una mayor integración con la biometría. Hoy es más frecuente ver un smartphone con sensor de huellas dactilares, reconocimiento de iris y los actuales sistemas que reconocen el rostro y conceden un acceso inmediato. Este último puede ser hackeado con algo que es más simple de hacer: una cabeza impresa en 3D.
Forbes ha publicado un interesante análisis acerca de la seguridad implementada en estos sensores. Puso a prueba a cuatro smartphones con Android, y configuró cada uno con su rostro. La cabeza impresa en 3D fue obtenida en Birmingham a un costo de 300 libras, y es trabajada a gran detalle. Este estudio cuenta con un sistema de 50 cámaras colocadas en esfera, y así capturar cada parte de la cabeza. Luego, se corrigen algunas distorsiones ocurridas por la captura y se imprime el producto final.
Con esta cabeza en 3D, se procedió a la prueba con un LG G7 ThinQ, un Samsung Galaxy Note 8, un Samsung Galaxy S9 y un OnePlus 6. Cada uno de estos equipos sucumbió ante la impresión. El único que se resistió inicialmente fue el LG G7 ThinQ, pero para los otros fue difícil diferenciar entre un rostro humano y una impresión. Sin embargo, el reconocimiento de iris en Samsung fue más efectivo. Sin embargo, el iPhone no puedo ser desbloqueado. Otro de los sistemas evaluados por la publicación fue Windows Hello, y tampoco pudo ser burlado.
A pesar de la debilidad de estos sistemas, las empresas han decidido no añadir pagos y verificación de identidad para trámites en este apartado, lo que le otorga una defensa más a la propia gestión del equipo. Medidas complementarias como el sensor de huellas y las contraseñas en pantalla, por ejemplo, siguen siendo más fuertes.
Comparte esta noticia