El mayordomo japonés accede al pedido de la monsefuana pese a que sabe que esto le puede crear un problema con Francesca Maldini.
Monserrat se va de la casa de los Maldini pero nadie, salvo Hiro, repara en su ausencia. La monsefuaba escapa con Manolo que ha decidido dejar la casa de los González ya que no quiere estar bajo el mismo techo que Teresa.
Pasan varias horas en el parque frente a la casa de los Maldini pero él no tiene dinero para ir a algún hotel. Ven pasar a Nicolás y Ariana quienes también escapan de la casa de Francesca.
Es entonces que Monserrat se da cuenta que al irse Nicolás no habrá quien cuide a Nelly Francesca. Le dice a Manolo que no puede irse con él y regresa a casa de los Maldini. Hiro le abre la puerta y se alegra de verla pero su felicidad termina cuando ella le pide un pequeño favor: que deje que Manolo pase la noche en su cuarto.
El mayordomo japonés acepta el pedido de muy mala gana. “¡Vamos narizón!”, le dice a Manolo y lo hace instalarse en su cama pero él se dedica a hacer ejercicios y hasta hacer maniobras con su sable samurái con lo que Manolo no puede dormir. Esa es la venganza de Hiro.
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