Los defensores de los derechos de los inmigrantes en Florida mostraron su rechazo hacia el megaoperativo, calificado como inhumano.
El gobernador de Florida, Ron DeSantis, extendió su colaboración con el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) para intensificar las acciones contra la inmigración indocumentada con un operativo de gran escala que duró siete días, durante los cuales capturaron a 800 extranjeros que residían de manera irregular en Estados Unidos.
Lo anterior representó un gesto de respaldo para las políticas migratorias de la Administración Trump, ya que el operativo se convirtió en el primero donde la policía estatal de Florida y los agentes federales de la dependencia trabajaron de manera coordinada.
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Ciudades que estuvieron en la mira del megaoperativo de ICE
El operativo, que comenzó el lunes 22 de abril y concluyó el domingo 27 del mismo mes, tuvo como objetivos principales los condados de Miami-Dade y Broward, así como ciudades con altos índices de inmigración como Tallahassee, Tampa, Orlando, Jacksonville, Stuart y Fort Myers.
DeSantis no dudó en calificar la operación como “un ejemplo de cómo Florida y el Departamento de Seguridad Nacional se asocian para obtener grandes resultados en la aplicación de la ley migratoria y las deportaciones”.
Florida, uno de los estados con una significativa población latina, vio cómo las calles se vaciaron ante la amenaza de las capturas masivas desde la llegada del presidente al poder. Las autoridades locales alertaron a la comunidad sobre el operativo, lo que provocó que muchos residentes prefieran permanecer en sus hogares.
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