La SB 296 ya fue aprobada por la Legislatura de Florida y solo necesita la firma de Ron DeSantis para entrar en vigor desde el 1 de julio de 2025.
El proyecto de ley SB 296, ya aprobado por el Senado de Florida y respaldado por el Comité de Educación Pre-K-12 y la senadora Jennifer Bradley, propone un cambio trascendental en los horarios escolares del estado. La medida, que espera únicamente la firma del gobernador Ron DeSantis, podría transformar la rutina diaria de miles de estudiantes a partir del 1 de julio de 2025.
Si es firmada, la SB 296 exigirá que, desde el martes 1 de julio de 2026, las escuelas secundarias inicien sus clases no antes de las 8:30 a.m., y las intermedias, no antes de las 8:00 a.m. Esta decisión busca responder a una preocupación constante sobre la falta de sueño en adolescentes, asociada a horarios de ingreso demasiado tempranos que afectan su rendimiento académico y bienestar emocional.
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El impacto del nuevo horario y sus exigencias administrativas
La implementación de esta medida no será automática. Las juntas escolares distritales deberán elaborar estrategias locales para cumplir con el nuevo horario antes de su entrada en vigor. Además, deberán enviar un informe detallado al Departamento de Educación de Florida. Este informe debe incluir los horarios actuales de ingreso en todas las instituciones, un registro de audiencias públicas y reuniones de padres, un análisis financiero del cambio y las consecuencias no previstas para la comunidad educativa.
Las instituciones educativas charter también están obligadas a cumplir con la nueva regulación. Para ser consideradas en regla, deberán entregar su reporte antes del 1 de junio de 2026, al igual que las escuelas públicas. Sin embargo, hay una excepción: las denominadas “charter-in-the-workplace”; es decir, aquellas ubicadas dentro de centros laborales, no estarán sujetas a este cambio de horario.
Florida coloca el sueño como prioridad para un buen rendimiento
Los estudios citados durante la evaluación legislativa de la SB 296 señalan que los estudiantes de entre 12 y 18 años necesitan entre ocho y diez horas de sueño diario para rendir adecuadamente en clases. Esta privación de sueño, frecuente en los actuales horarios escolares, afecta negativamente su concentración, memoria, estado emocional y relaciones interpersonales. Al retrasar la hora de ingreso, se espera mejorar significativamente su bienestar general.
Con este proyecto, Florida se suma a una tendencia creciente en Estados Unidos de reformular la estructura del día escolar para alinearse con las necesidades biológicas de los adolescentes. Si DeSantis firma la ley, el estado será uno de los pocos en adoptar oficialmente horarios más compatibles con los ritmos circadianos de los jóvenes.
La medida podría marcar un precedente importante no solo en términos educativos, sino también en la forma en que se diseñan las políticas públicas pensando en la salud integral de los estudiantes. Padres, docentes y comunidades escolares deberán adaptarse a una transición que, aunque desafiante en lo logístico, promete beneficios a largo plazo.
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