Desde 2022, Estados Unidos ha enfrentado una crisis sanitaria en su industria avícola debido a un brote persistente de gripe aviar altamente patógena (H5N1). Este brote ha obligado al sacrificio de más de 100 millones de gallinas, afectando significativamente la producción de huevos y provocando un aumento sostenido en sus precios a nivel nacional.
La propagación del virus ha sido especialmente severa en estados con alta concentración de granjas avícolas, como Iowa, Minnesota y Nebraska. Las autoridades sanitarias han implementado medidas estrictas de bioseguridad y cuarentenas para contener el brote, pero la naturaleza altamente contagiosa del H5N1 ha dificultado su control efectivo.
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El impacto económico ha sido considerable
Empresas como Cal-Maine Foods, el mayor productor de huevos en EE.UU., han visto incrementos significativos en sus ingresos debido al alza de precios, aunque también enfrentan críticas por presunta manipulación del mercado y están bajo investigación por parte del Departamento de Justicia.
Además del impacto económico, el brote ha generado preocupaciones sobre la seguridad alimentaria y la salud pública. Aunque el H5N1 rara vez infecta a humanos, se han registrado casos aislados, lo que ha llevado a las autoridades a monitorear de cerca la situación y a considerar el desarrollo de vacunas para aves de corral.
La crisis ha resaltado la vulnerabilidad de las cadenas de suministro alimentarias ante enfermedades zoonóticas y ha impulsado debates sobre la necesidad de diversificar las fuentes de proteínas y fortalecer las medidas de prevención en la industria avícola. Mientras tanto, los consumidores continúan enfrentando precios elevados y una oferta limitada de huevos en el mercado.
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