La organización NYC Pride solo ha logrado reunir el 80% de su meta y ahora depende del financiamiento individual para sostener el evento del 29 de junio.
El desfile del orgullo LGBTQ de Nueva York, una de las celebraciones más emblemáticas de la diversidad en Estados Unidos, atraviesa un momento financiero complicado. A raíz del retroceso de varias grandes empresas en su apoyo a iniciativas inclusivas, el evento ha dejado de recibir donaciones clave y busca ahora ayuda directa de su comunidad para poder llevarse a cabo este 29 de junio.
NYC Pride, la organización responsable de la marcha, ha logrado apenas el 80% del total necesario para cubrir los costos del evento. “Estamos intentando colmar ese hueco con una campaña participativa de recaudación de fondos”, indicó Kevin Kilbride, vocero de la organización. Con esta estrategia, se busca que miembros de la comunidad organicen sus propias colectas en línea y motiven a otros a donar.
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La respuesta comunitaria ante la retirada empresarial
Durante años, el desfile del orgullo contó con la participación de lujosas carrozas financiadas por marcas reconocidas. Sin embargo, en el último año, muchas de estas han reducido o incluso cancelado su participación. “Se ha producido una retirada masiva, concretamente de empresas que durante mucho tiempo apoyaron el evento”, advirtió Muneer Panjwani, director de Engage for Good.
La plataforma que lidera Panjwani conecta compañías con organizaciones sin fines de lucro y analiza el comportamiento del consumidor frente a donaciones. Según él, mientras las empresas retiran su financiamiento, los consumidores siguen mostrando su compromiso con las causas LGBTQ al donar desde sus propios medios.
El impacto político detrás del cambio de panorama
La creciente retirada empresarial ocurre en un contexto político marcado por el regreso de Donald Trump al poder. Políticas y discursos que priorizan el conservadurismo han influido en la percepción pública y en la toma de decisiones de marcas importantes, como Target. Esta última anunció que no participará en el desfile neoyorquino de este año, tras haber enfrentado boicots y pérdidas bursátiles por eliminar programas de diversidad.
Aunque estas compañías justifican sus decisiones citando “la evolución del panorama externo”, desde las bases del movimiento LGBTQ se percibe una presión ideológica directa. Así lo expresó el concejal Chi Osse durante el desfile del orgullo en Brooklyn: “Las corporaciones que se doblegan ante un presidente que se cree un rey sólo nos muestran quiénes son para nosotros”.
Esa manifestación en Brooklyn, más pequeña pero considerada más radical, sigue contando con empresas aliadas, aunque en menor número. Para líderes como Anya Glowa-Kollisch, del contingente Sirens Women’s Motorcycle Club, lo importante es que el espíritu del orgullo permanezca impulsado por las personas. “Es valioso que la gente de la comunidad se manifieste y demuestre que esto es lo que somos”, afirmó.
Mientras el desfile de Manhattan se aproxima, la incertidumbre persiste. Aunque hay tiempo hasta el 29 de junio, la caída en la financiación es un reflejo de tensiones más amplias entre política, empresas y ciudadanía. Y para quienes consideran que este cambio de rumbo político es perjudicial, queda solo una alternativa: resistir con paciencia y con unidad desde las bases.