Es el trastorno respiratorio más común y afecta a un 4% de los adultos en todo el mundo. Es una interrupción temporal de la respiración de más de diez segundos de duración.
El síndrome de apnea-hipopnea del sueño es el más frecuente de los trastornos respiratorios producidos durante el sueño y afecta a un 4% de adultos en todo el mundo. Dormir mucho y estar cansado, dolor de cabeza al despertar, irritabilidad o apatía son los principales síntomas de este mal, que se caracteriza por fuertes ronquidos con pausas al respirar durante el sueño.
"La excesiva somnolencia diurna provocada por las apneas impiden la presencia de un sueño reparador y disminuyen la atención para realizar la actividad habitual en el trabajo y en otros ámbitos. Esta misma tendencia al sueño diurno es la causa de múltiples accidentes de tráfico", explica Trinidad Díaz Cambriles de la Sociedad Madileña de Neumología y Cirugía Torácica.
Pero no son las única consecuecias, el apnea del sueño provoca daños a órganos como el corazón, por lo que se asocia a enfermedades como hipertensión arterial, patologías cardiovasculares y cerebrovasculares. Además, uno de los factores más importantes con los que se relaciona esta enfermedad es la obesidad.
Para diagnosticar esta enfermedad hay dos formas. La primera se realiza en un laboratorio de sueño, donde el paciente duerme una noche siendo vigilado por personal especializado. La segunda se hace en el domicilio mediante métodos de fácil colocación por el propio paciente, dependiendo de la valoración del médico.
¿Cómo eliminar las apneas?
Aunque no tiene cura, lo principal para eliminarlas es evitar las posibles causas de la enfermedad, en ese sentido, es recomendable perder peso, no fumar, dormir en posición lateral evitando el supino, no tomar alcohol al menos seis horas antes de dormir y evitar medicación sedante sin control médico, sugiere Cambriles.
Tratamiento
Hay varios pero el más común es la presión positiva continua en la vía aérea (CPAP), que consta de un dispositivo conectado a la luz que produce una presión de aire positiva continua sobre la vía aérea a través de una mascarilla que se coloca en la nariz, permitiendo un sueño continuo y profundo al evitar las pausas respiratorias. Se debe usar todas las horas de sueño y a largo plazo.
Otras opciones son la cirugía que se realiza sobre el paladar o sobre el maxilar, o el uso de dispositivos de avance mandibular (DAM) que aumentan el área faríngea y evitan el colapso de la vía durante el sueño.
Salud:
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