Dos estudios realizados en Israel demostraron que no todas las personas acogen de manera efectiva a los probióticos. La composición genética y las bacterias que forman parte de nuestros intestinos condicionan si los probióticos se adaptan a nuestro organismo o no.
Los probióticos han sido publicitados, especialmente relacionados a los yogures, como los "curalotodo" en lo que respecta a la salud intestinal. Incluso hay médicos que recetan a sus pacientes suplementos de probióticos en medicinas con el fin aparente de restablecer la salud de tu flora intestinal o microbiota. Sin embargo, es mentira que toda la población se vea beneficiada por estas bacterias.
En Israel se realizaron dos estudios que desmienten las creencias que los microorganismos vivos conocidos como probióticos sean útiles para todos los organismos humanos. En un primer estudio se realizó exámenes al estómago, colón y heces de 25 voluntarios, con el fin de saber qué bacterias tenían, luego les dieron los probióticos. Repitieron el examen dos meses después. Después, en los resultados se observó que existen dos tipos de personas clasificadas por cómo reaccionan frente a los probióticos.
Un grupo de personas son los permisivos, es decir, los que adaptan inmediatamente a los probióticos y los que los rechazan. Esto depende de la composición bacteriana que tenemos y el perfil genético de la persona. “La conclusión de este primer estudio es que cuando tú das probióticos no en todos prende”, enfatiza el Consejero Médico de RPP Noticias, Elmer Huerta, durante el programa La Rotativa del Aire.
En un segundo estudio se comprobó si es efectiva la recomendación médica que luego de tomar antibióticos, debes tomar los probióticos para estabilizar tu salud. Es tan común esto, dice Huerta, que el 60% de los médicos de Estados Unidos lo recomienda.
Se estudiaron a 21 personas que se dividieron en tres grupos de personas para este segundo análisis. Un grupo a quienes no se les dio nada y se permitió que su organismo se recuperara solo; otros a los que sí se les dio probióticos; y un tercer grupo a los que se les suministró sus propias bacterias.
Los resultados fueron reveladores. Solo el tercer grupo, el que recibió sus propias bacterias en autotransplante, se recuperó. Respecto al segundo grupo que recibió los probióticos, estos solo permitieron que el intestino se recuperara recién en 6 meses. “Los probióticos no dejaron que se colonice naturalmente el intestino de la persona”, alerta Huerta.
“Los probióticos no son para todos. No hay que creer lo que te dicen que estos te van a mejorar inmediatamente. Va a depender de tu composición genética, de las bacterias que puedas tener”, concluye Huerta.
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