La clave para darnos cuenta que tenemos intolerancia a la lactosa es el malestar estomacal luego de consumir lácteos. Siempre se recomienda que un profesional de la salud lo diagnostique.
La hinchazón o la distención abdominal, esa sensación que se sufre y es similar a un engalonamiento estomacal es el principal síntoma de la intolerancia a la lactosa, según información del Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y de los Riñones del Departamento de Salud de Estados Unidos (NIDDK por su sigla en inglés).
Las diarreas, los gases, las náuseas y el dolor abdominal también integran el cuadro de síntomas de esta condición humana que no permite asimilar la lactosa, el azúcar de la leche. Si bien estas son las señales que permiten deducir que uno tiene intolerancia a la lactosa, lo que se recomienda es que lo diagnostique un profesional médico.
El diagnóstico profesional consiste en preguntarle al paciente justamente sobre sus síntomas. También sobre su historia clínica y familiar. Recordemos que los casos de intolerancia a la lactosa hereditaria existen, son raros, pero posibles.
El médico preguntará al paciente también acerca de sus hábitos alimenticios. En una entrevista pasada, un analista de patrones de consumo en el Perú informó a RPP Vital que millones de peruanos sufren de intolerancia a la lactosa, pero no lo saben. Debido a ese desconocimiento, muchos ciudadanos siguen consumiendo productos lácteos. No saben que el malestar estomacal proviene de esos alimentos.
“El médico puede realizar un examen físico y pruebas médicas para ayudar a diagnosticar la intolerancia a la lactosa o para detectar otros problemas de salud”, se precisa en el portal de NIDDK.
Factores de riesgo
De acuerdo con datos del portal de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, Medline Plus, existen ciertos factores de riesgo para que una persona desarrolle con mayor probabilidad la intolerancia a la lactosa.
Entre esos factores encontramos a las personas de raza blanca, que pueden presentar esta condición desde la edad de los cinco años. “Esta es la edad en la que nuestros cuerpos pueden dejar de producir lactasa”, se explica en la web.
En el caso de las personas afroamericanas la intolerancia suele presentarse a partir de los dos años. También está presente de forma común en adultos de origen asiático y nativo americano. Las personas con origen europeo del norte u occidente presentan menos casos de intolerancia a la lactosa.
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