Las mujeres que sufren de violencia de género tienen un doble de riesgo de acudir al suicidio como solución. Cada año en el Perú 25 mil personas intentan suicidarse, según la Dirección de Salud Mental del Ministerio de Salud.
La sensación de sentirse solo en un gran agujero negro sin posibilidad de solucionar aquello que te causa tanto dolor. No eres capaz de identificar eso que te aqueja tanto y en vez de suprimir la razón del sufrimiento, destruyes tu existencia. Ese podría ser un resumen de lo que siente y vive en su mente un suicida potencial.
“En realidad el suicida no es que no quiera vivir, sino que quiere parar el dolor y esto les obliga a tomar esta decisión”, según la psicóloga María Del Pilar Luna, que forma parte de la Dirección de Salud Mental del Ministerio de Salud (Minsa).
Lo más urgente que debe comunicarse al suicida es que el problema tiene solución y que tiene compañía. Sin embargo, para poder ayudarlo en una etapa temprana antes de un destino trágico, es necesario identificar qué características presenta la persona.
Lo principal, explica Del Pilar, son los cambios en su carácter. Ya no disfruta de lo que antes gozaba, se aísla de la sociedad porque siente incomprensión. “No quiere comer, no quiere bañarse, no quiere salir con sus amigos”, dice la psicóloga.
A esto se adiciona la vulnerabilidad emocional que lo coloca en una posición de debilidad depresiva y reacciona con llanto ante situaciones difíciles. “Tú le puedes ver algo de tristeza en el rostro y cuando le preguntas qué tienes, te responden que nada porque no reconocen que tienen esta dificultad, pero a la vez se sienten abrumados”, sostiene Del Pilar.
Si bien no existe una edad exclusiva para que una persona vea en el suicidio una aparente solución para su dolor, según el Sistema de Salud Asistencial del Ministerio de Salud, el suicidio ocupa el segundo lugar entre las causas de mortalidad de adolescentes y jóvenes entre los 15 y 29 años en el Perú.
Por año, en el país cada año 1000 personas se suicidan al año y por cada una de estas personas que logró suicidarse, 25 lo están intentando, según información del Minsa. Eso quiere decir que en el Perú cada año 25 000 personas intentan suicidarse.
Grupos vulnerables
Según Del Pilar los niños abandonados, que han sufrido violencia sexual o que no tuvieron un vínculo estrecho con sus padres, arrastras el trauma hasta la juventud o adultez y pueden ver al suicidio como una opción.
Las personas que sufren de enfermedades crónicas como también los miembros de la comunidad LGTBI que son marginados por la sociedad puede ser vulnerables al suicidio porque sienten que la sociedad no los acepta.
Las mujeres que sufren o padecieron de violencia de género tienen hasta el doble de riesgo de probabilidades de optar por el suicidio para acabar con su dolor, alerta Del Pilar.
Ante eso, la forma de poder ayudar a un suicida potencial es acompañarlo, no condenarlo. “Muchas veces las historias de la vida de una persona han cambiado porque otro le ha preguntado si le pasa algo. Un acto como el abrazo te hace sentir que hay otro. Eso de lo humano que vamos perdiendo”, precisa la psicóloga del Minsa.
Lo curioso del suicidio es que llega a tal nivel de complejidad que no se relaciona con un nivel de capacidad económica, sino de fortaleza mental. “Lo ves en personas que aparentemente tienen todo. Tienen un hogar, pero tienen la sensación de soledad”
Los problemas que presentan los suicidas son con sus círculos sociales más cercanos como su pareja, la familia y los padres, por eso el transmitir confianza es lo primordial para apoyar al suicida potencial y que abandone su desesperanza por existir. Y, entre líneas, con su muerte, lo que piden a gritos el suicida es eso, apoyo.
“Nadie puede excluirse de este propósito de hacer sentir a la gente que se sienta acompañada La persona que se quiere suicidar quiere dejar un mensaje. Y el mensaje es ayúdame. Te necesito, no me miran”, manifiesta Del Pilar.
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