Alrededor de 5 millones de personas mayores de 18 años son fumadoras de tabaco y que alrededor de 200 mil de ellas se han vuelto adictos consumiendo hasta 5 cajetillas diarias, alerta experto del INEN.
Nueve millones 406 mil 921 habitantes, lo que representa aproximadamente un tercio de la población peruana, ha tenido contacto con el cigarrillo alguna vez en su vida, sostuvo el doctor Edgar Amorín Kajatt, presidente del Comité de Lucha Antitabáquica del Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (COLAT INEN).
También señaló que alrededor de 5 millones de personas mayores de 18 años son fumadoras de tabaco y que alrededor de 200 mil de ellas se han vuelto adictos consumiendo hasta 5 cajetillas diarias.
En ese sentido, señaló que el Estado, a través del Programa Piloto de Cesación de Tabaquismo del INEN, brinda atención especializada para ayudar a los nicotinómanos con cáncer y a quienes quieren dejar de fumar.
“Los adictos al tabaco son personas enfermas tienen compromiso psicológico y emocional y necesitan tratarse con ayuda profesional porque de forma voluntaria no van a dejar el vicio”, refirió, al explicar que el tabaquismo también enferma al corazón, las arterias, el páncreas e intestinos, entre otros órganos.
“Es responsable (el tabaco) de más de 16 tipos de cáncer, siendo el más común el de pulmón”, dijo.
El proceso terapéutico para dejar de fumar tiene tres etapas: La primera dura un mes y se conoce como Fase de Agresión, porque el paciente atraviesa una etapa de shock.
Se detecta mediante un test que indica si es eutrófico o no, es decir, si tiene una reacción normal frente al tabaquismo, o si sufre de alguna patología como la esquizofrenia o tiene una desviación de carácter psicológico. En estos casos la primera atención se deriva al psiquiatra.
Esa prueba permite establecer si el paciente está en primera fase y seguro que no abandonará la terapia. Si continúa, pasa a la segunda etapa que dura dos meses más. “Si logró estar sin fumar en el primer trimestre, significa que llegará al año; y si pasa esa valla, el porcentaje de recaída es casi nulo”, afirmó.
Asimismo, indicó que el primer mes es clave para definir si el paciente seguirá o abandonará el tratamiento. “Es la etapa más difícil. Genera angustia y tristeza como pasa en el duelo. También hay disturbio funcional orgánico, taquicardia, sudoración y síndrome de abstinencia.
Pero eso se logra manejar con apoyo médico”, añadió. En algunos casos podrían necesitar dosis de nicotina, que se le administrará, dependiendo del caso, a través del parche transdérmico, chicle, caramelo, entre otros.
Comparte esta noticia